lunes, 23 de diciembre de 2013

Don Tomás Elicerio Carvallo cumplió 100 años

BELÉN, departamento de Concepción. El excombatiente de la Guerra del Chaco Tomás Elicerio Carvallo Cristaldo cumplió 100 años, y los festejó en compañía de sus familiares, amigos y vecinos de esta ciudad; el héroe es el único veterano vivo de la zona. 

A los 17 años fue al frente de batalla sin haber cumplido con el servicio militar obligatorio, luego de la contienda sufrió de tifoidea que casi lo llevó a la muerte, hoy vive con una de sus hijas, ya no camina y tiene dificultades en la audición.

Ariel Carvallo –uno de sus nietos– dijo que su abuelo es un verdadero ejemplo para toda la familia, siempre comentaba las anécdotas que vivió durante la guerra. “Mi abuelo se alistó en el Regimiento de Caballería número 7 “Florentín Oviedo”, luchó en el fortín Toledo y llegó hasta Bolivia. Nosotros estamos orgullosos de él, siempre nos ha inculcado valores como el respeto y la honestidad”, recordó.

El festejo se realizó en la mañana de ayer en esta ciudad donde familiares, vecinos y amigos del excombatiente llegaron a la casa de una de sus hijas para compartir un almuerzo. La Banda de Músicos de la 4ª División de Infantería llegó al sitio para homenajear al héroe con músicas relacionadas a la guerra contra Bolivia. 
Cuando vio a los militares que llegaban, don Tomás Carvallo dijo que le emocionaba volver a ver el uniforme.

La Municipalidad local le regaló una placa donde señalaba la bravura del soldado beleano que además fue camarada del abuelo del actual intendente Blas Medina (PLRA). Desde hace tres años que el excombatiente ya no puede caminar y se moviliza en silla de ruedas, además tiene problemas en la audición. Durante el festejo permaneció en su silla de ruedas recibiendo a sus invitados, después del mediodía se lo vio comiendo sopa paraguaya y pollo.

Don Tomás Elicerio Carvallo Cristaldo hace algunos años que enviudó, tuvo 5 hijos, tiene 16 nietos y 6 bisnietos, según sus familiares.


Fuente: ABC

domingo, 22 de diciembre de 2013

CAPITÁN DR. PEDRO J. CARLÉS

Esta señera figura, una verdadera gloria nacional, merece un capítulo aparte, por lo que me permito relatar algunas anécdotas en su breve pasaje por Concepción y que la vivimos con varios compañeros de juventud. 

Fue en los primeros días del mes de agosto de 1947, cuando estaban entrando las fuerzas gubernistas al mando del Cap. Manuel W. Chávez y el Cap. Pedro J. Carlés deambulaba por nuestras calles con el verde olivo, con el grado asimilado de Tte. 1ro. del cuadro de combatientes del ejército gubernista.

Fue en esos días de agosto en que apareció deambulando por nuestras calles un personaje, hablando y gritando todo tipo de ocurrencias, impresionando estar en avanzado estado de etilismo y que en realidad se trataba de un "Delirium Tremens", secuela del alcoholismo y en una de esas mañanas iba este señor gritando por la principal calle "Presidente Franco" en dirección al puerto, a quien le observábamos sin saber de quién se trataba. Al llegar a la altura del "Hotel Francés" vemos que el Cap. Chávez se apea de su moto y con bofetadas y patadas lo tira al suelo. 

Esto causó indignación en todos los que observaban el espectáculo y ahí recién nos enteramos que se trataba del Dr. Pedro J. Carlés, ese gran poeta oriundo de San Lorenzo. Al día siguiente nos encontrábamos reunidos con los amigos Juan B. Villa Cabañas (Lote), un gran pianista ya desaparecido y su hermano Helios Villa Cabañas en su domicilio y hablando del caso con su padre, el intelectual escritor concepcionero don Benigno Villa Quevedo, ya nombrado Delegado de Gobierno a poco de ingresar a nuestra ciudad con las tropas gubernistas quien nos relató que Pedro Carlés era uno de los autores de la conocida guarania "Noches del Paraguay" y que le había plagiado el famoso Samuel Aguayo y que en todas las grabaciones figuraba como letra y música de este gran plagiador y que la música pertenecía a un gran músico concepcionero llamado Belisario Medina. 

Según contaba don Benigno, un músico correntino llamado don Enrique Gayoso, muy amigo de Belisario Medina, a quien acompañó muchos años, le había regalado 70 pentagramas de su creación y éste, en un bar de Corrientes, entre trago y trago vendió a Aguayo las 70 obras por unos 70 pesos argentinos.

Sabemos, por relato de familiares que luego de la guerra del Chaco, don Belisario seguía componiendo músicas y entre éstas se encuentran las más hermosas guaranias conocidas que se llaman "Oroite", "3 de Mayo" y muchas otras famosas que figuran todas a nombre de Aguayo y que nunca quiso registrarlas y que al parecer solamente una música la registró en el Ministerio de Educación.

Belisario Medina falleció en 1939 y la menor de sus hijas tenía entonces 9 años, por lo que no puede aportar mayormente datos de su padre. Pero su esposa doña Josefa Alborno de Medina y su hermano el Cap. de Navío (P.A.N.) Juan José Alborno, ambos ya fallecidos, han dejado muchos testimonios. Según doña Josefa, a pesar de su insistencia nunca dejó partituras de todas sus obras y tampoco quería registrarlas. Belisario, de su espontánea inspiración o a pedido de alguien, en pocas horas ya tenía la música para las letras que se le presentaba. 

Era un musicólogo, tal vez no de la talla completa en musicología de su hermano César Medina, a quien se le dedica otro capítulo, pero cuenta el Cap. Alborno que durante la Guerra del Chaco, Belisario formó con 40 músicos la Primera Orquesta Sinfónica del Paraguay y recorrió escenarios de Concepción, Asunción y otras ciudades dando conciertos a beneficio de los combatientes. Era su costumbre, cuando pocas horas antes de los conciertos, escribía la música de alguna poesía y en pleno teatro era clásico en él anunciar al público que se estrenaba de inmediato la polca tal o la guarania tal, que le pertenece a.... (miraba a sus cuarenta músicos y apuntando decía: A Enrique Gayoso, a fulano de tal o a mengano y nunca se refirió a su autoría).

Cuenta el Cap. Alborno que en Pto. Casado le presentaron una poesía en guaraní para que le ponga la música y en una hora estuvo hecha la composición. Era nada más y nada menos: que "NOCHES DEL PARAGUAY", pero con otro título en guaraní. Mucho tiempo después, según Benigno Villa y corroborado ante mis amigos por el mismo Carlés, él se inspiró en esa música y le puso la letra en castellano que es tal como se la conoce hoy.

Según Benigno Villa y la misma doña Josefa, como así también lo atestiguan los hijos mayores, todos ellos le insistían a Belisario para que le querelle a Samuel Aguayo por haberle robado la casi totalidad de sus creaciones, pero su espíritu bondadoso y su deseo de no entrar en disputa con nadie, decía que no y que no y que sigan nomás las cosas tal como están hechas. El hijo mayor de Belisario, el Lic. Rubens Medina Alborno está radicado, desde que dejó su Concepción natal, en Washington, donde se desempeña como jefe de la Biblioteca latinoamericana del Congreso de los EE.UU. y muy conocedor de la historia de su padre, estoy esperando un relato verídico para insertarlo en esta obra como valiosa colaboración. Ya van tres años que estoy insistiendo y lamentablemente hasta hoy no tengo respuesta.

Con respecto a esta guarania tan conocida no sólo en el Paraguay, sino también en el mundo entero, paso a relatar el testimonio de Pedro J. Carlés en aquellos días en que estaba terminando la Revolución y que ya en parte relaté más arriba. En nuestro grupo de estudiantes habían seis pianistas de muy buena formación musical y en la casa de uno de ellos: Carlos Manuel (Muby) Paradeda Quevedo(+) en el edificio italianizante de la famosa Ferretería Paradeda (de Jerónimo Paradeda y luego de su hijo Manuel Paradeda (don Lilito de grata memoria) sobre la calle Presidente Franco), nos reuníamos todos los días para el tereré y para escuchar las interpretaciones de los pianistas y fue así que, una vez conocida la identidad de Pedro J. Carlés, lo vimos acercarse por la vereda de la Mansión Irigoyen y decidimos entrar en la sala donde Carlos Manuel comenzó a ejecutar "Noches del Paraguay". 

Al escuchar Carlés, frenó su marcha cansina, cruzó la calzada y ya en el portal pidió permiso para entrar y nos espetó: ¿Uds. saben lo que están interpretando en el piano?. Entraba suspirando profundamente. Sí, le respondió Carlos Manuel, se trata de "Noches del Paraguay". Dirigiéndose nuevamente a los presentes dijo: Perdonen amigos que les relate la historia de esta música, la letra es mía. Yo viajaba en un trasatlántico con destino a Holanda para culminar mis estudios de Bioquímica y donde recibí el título de Doctor. Por la noche, luego de la cena, salí a dar un paseo por cubierta y lo único que podía contemplar era un cielo negro cuajado de estrellas y una hermosa luna llena, que me hizo poner la mano sobre el corazón, henchido de inspiración, pensando que esa luna hermosa me hacía recordar y añorar las noches del Paraguay, pero que en realidad no me parecía más hermosa que las del Paraguay y así nació los versos de esa hermosa canción que cruzó todas las fronteras del mundo.



Fuente: Tomado de VIVENCIAS Y CALAMIDADES DE LA REVOLUCIÓN DEL 47
Autor: Dr. PEDRO D. RUSO SKURICH

Cleofe Centurión: Un héroe norteño

A pesar de tener 102 años, Cleofe Centurión tiene vivas en su memoria las anécdotas de sus días de lucha en la Guerra del Chaco y hoy las cuenta desde su natal Concepción. En su relato insiste en que el agua era uno de los tesoros más preciados por los soldados paraguayos.
Cleofe Centurión nació en Concepción, 470 km al norte de Asunción. En sus calles creció e hizo sus primeros amigos. Cuando tuvo la edad requerida, fue a cumplir con el servicio militar obligatorio en la capital del primer departamento, como cualquier joven respetuoso de las costumbres y luego volvió a su casa, con el objetivo de trabajar, casarse y formar una familia. Pero cuando cumplió 21 años, se desató la guerra entre nuestro país y Bolivia. El joven, sin dudar, se presentó al frente de batalla.

En ese momento, su hermano Telmo estaba como conscripto en Concepción y también fue a la guerra. Cleofe fue con la ilusión de encontrarlo y defender juntos al país. Sin embargo, las cosas no eran como esperaba y se reencontraron recién tres años y nueve días después.

De las varias anécdotas que vivó en la línea de combate, don Cleofe −quien llegó a ascender a cabo segundo− hizo énfasis en que el agua era muy preciada por los combatientes. A pesar de que se les hacía llegar, nunca era suficiente porque el calor era intenso en el árido Chaco y conseguirla se hacía cada vez más difícil. Los comandantes enviaban a los soldados a traer agua acumulada en pequeños tajamares ubicados en las cercanías de sus campamentos.

En uno de los días en que estaban en la línea de combate pasaron dos soldados que traían el líquido vital en recipientes, desde una zona cercana donde había una aguada. Uno de sus camaradas estaba con mucha sed y ya casi lánguido, por lo que don Cleofe les alteó y les dijo que dieran un poco de agua a su compañero. Estos se negaron a hacerlo porque debían llevar la carga a otro sitio; entonces, Cleofe le dijo a uno de ellos que diera a su compañero el agua o de lo contrario él les dispararía, el soldado no tuvo opción y les dejó casi medio litro, todo un lujo para el momento. Pero nuestro héroe aclaró que “no lo iba a matar, solo lo hice en forma intimidatoria, porque no podía dejar que mi compañero muera de sed”.

Son varias las anécdotas que se sucedieron durante los años que duró la contienda. “La comida no faltaba”, indicó. También rememoró que cuando encontraban huellas de animales y en estas se juntaban agua, la bebían con bombilla; asimismo, cuando pasaban por una zona donde había agua, sus compañeros que ya tenían mucha sed mojaban un pedazo de tela y la ponían sobre su estómago.

Herido

Durante la contienda contra Bolivia, Cleofe fue herido en el muslo izquierdo en un asalto a un campamento boliviano en Aliguatá. Al quedar herido, sus superiores ordenaron que lo llevaran al Hospital de Isla Po’i, en el que recibió atención médica. Posteriormente, llegó en tren a Puerto Casado y desde ese lugar en una embarcación llegó al puerto de Concepción, donde estuvo un mes y después fue trasladado a Asunción, donde finalmente fue operado, rememoró.

Indicó que luego de recuperarse fue derivado al cuartel instalado en Concepción, donde luego de una discusión con un teniente fue enviado de vuelta al Chaco. Como en su foja figuraba que fue herido, lo quisieron dejar como camillero en el hospital montado en Puerto Casado, pero se negó a hacerlo y nuevamente fue designado para defender a la patria en el campo de batalla, por más de un año.

En 2007, don Cleofe recibió la condecoración “Cruz del Defensor”, otorgada por el Ministerio de Defensa Nacional y en 2011 fue reconocido por autoridades locales como “Héroe concepcionero de la Guerra del Chaco”. Tiene 10 hijos, 47 nietos, 66 bisnietos y un tataranieto. Quedó viudo en 1974 y no se volvió a casar.

Ganas de vivir

Don Cleofe Ramón Centurión Laguardia recordó con sorprendente lucidez que nació en la compañía Laguna Cristo Rey, distrito de Concepción, el 9 de abril de 1911 y desde muy joven trabajó en las estancias de la zona. Desde hace algunos años tiene problemas de audición, se moviliza ayudado por un bastón y perdió la visión de uno de sus ojos. Sus familiares mencionaron que duerme entre las 19:00 y 19:30 y se despierta a las 05:30, todos los días. Además, destacaron su lucidez y ganas de viajar. Para mantenerse, la dieta de don Cleofe se basa en carne, huevo, leche, miel de abeja y jugo natural.


Fuente: abc.com.py

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