Si pintar yo pudiera en mi lenguaje
los días inocentes de mi infancia
más puros que la púdica fragancia
que oculta bella flor en el boscaje;
días risueños cual fugaz celaje
que ama y busca el candor en su ignorancia,
sin saber que remeda la inconstancia
que el tiempo nos depara en el viaje;
si sus delicias y su puro encanto
pudiese retratar en limpio espejo
con los colores que ¡ay de mí! no hallo,
te dijera por qué te quiero tanto;
mas, pueblo mío, adivinar te dejo
lo que en el fondo de mi pecho callo.
Autor: José Candido Diana
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