lunes, 30 de enero de 2023

De cuando llegó el Ferrocarril en Concepción

En las postrimerías del Siglo XIX llega a Concepción un gran contingentes de extranjeros que contribuyeron a su progreso. Ayudando a los nativos, lograron conquistar el título de ciudad para la bella Concepción.En 1896 ya era la indiscutida segunda capital del Paraguay.

Tren que unia Concepción - Horqueta

Sus riquezas yerbateras, sus estancias, sus obrajes, sus plantas industriales y sus ingenios azucareros, la convirtieron a principios del Siglo XX en el principal puntal de la grandeza económica del país.

Surge entonces la incorporación de un Ferrocarril en 1908, traído por la firma “Guggiari, Gaona y CIA”, que llega hasta Horqueta y Arroyo Kârè (hoy Cptan. Sosa), a casi 60 km. De Concepción, interrumpiéndose ahí su avance por muchas razones, sobre todo po0r influencia del Imperialismo Británico del Río de la Plata que no veía con buenos ojo esa expansión ferroviaria que pretendía llegar a Ponta Porâ y de ahí a San Pablo.

Esto ocurría hacia 1915 cuando los grandes saladeros y empresas tanineras del norte empezaban a declinar, trayendo los primeros síntomas de la decadencia.

¿Sabías que la Estación de Ferrocarril de Concepción estaba en la CIASA?

Estación de Ferrocarril en Concepción

El lugar donde posteriormente estaría instalada la Compañía Industrializadora de Alimentos S.A., hasta hoy conocida por sus siglas CIASA, era el lugar donde salían y llegaban los trenes del Ferrocarril del Norte. Sus oficinas funcionaban en el actual local de la Escuela Dr. José de Antequera y Castro, que aún conserva sus juegos de hierro en las crestas y la puerta trabajada.

El 25 de Agosto de 1909, una ley otorgó a la firma Guggiari, Gaona & Cía, la autorización para construir una línea de ferrocarril que uniera a Concepción y Horqueta. Las vías llegaban a 65 kilómetros de Concepción, hasta Capitán Sosa. En 1936, la empresa ferroviaria pasó a manos del Estado, que constituyó el Ferrocarril Nacional del Norte, con la intensión de llevar adelante la extensión hasta Pedro Juan Caballero, pero el proyecto fue desestimado poco después. Hacia 1960, la situación de la empresa ya era insostenible, tanto que tuvo que dejar de funcionar. Sus bienes fueron rapiñados por algunos personajes.

Colonia Tevegó se creó para proteger la Villa Real de la Concepción

Este 27 de enero se recuerda 210 años de la fundación de la colonia Tevegó, un establecimiento que fue ordenado por la Junta Superior Gubernativa el 27 de enero de 1813 y llevado a cabo con familias pardas que componían la parcialidad de Tabapy. Estaba situada al norte de la ciudad de Concepción, sobre la margen izquierda (u oriental) del río Paraguay y al sur del río Apa.


Uno de los emprendimientos más importantes para sostener la defensa del norte fue la fundación del citado pueblo o colonia “Tevegó”, su establecimiento fue ordenado por la Junta Superior Gubernativa el 27 de enero de 1813 y llevado a cabo con las familias pardas que componían la numerosa parcialidad de “Tabapy”.

La fundación de una colonia más al norte de la “Villa Concepción” había sido aconsejada por el Cabildo luego de la ocupación y reconquista del “Fuerte Borbón”.

Como los pardos de la estancia “Tabapy” habían solicitado un año antes salir a fundamentarse en el pueblo de “Añagatí” correspondiente al pueblo de indios de “Itá”, o en otro que se les proporcione, el Cabildo de Asunción y la Junta Superior Gubernativa decidieron enviarlos a establecer una colonia hacia la frontera norte.

Se eligió para el establecimiento el paraje de Tevegó ubicado entre la Villa Concepción y el río Apá sobre la costa del río Paraguay, a 120 leguas de Asunción, en el antiguo emplazamiento de la reducción de guaraná-terenoés llamado “Nuestra Señora de Revelación de Tevegó”.

La función primordial de Tevegó fue el resguardo de la Villa Concepción y la pacificación de la frontera asolada en ese momento con bastante recrudecimiento por los mbayas y angaité-sanapanás que tenían establecido el puerto Michi en la margen izquierda del río Paraguay.

La colonia se inició con 40 colonos quienes edificaron las casas-habitaciones para las familias que fueron enviadas, posteriormente, los primeros pobladores se mantuvieron con los productos de las chacras dejadas por los indios guanás y el ganado vacuno y caballar de los mbayaes-chanés belenistas.

A pesar de que los documentos informan que los individuos de Tabapy, se resignaron gustosos y voluntarios al traslado marchando con buena voluntad, una vez establecida la colonia hubo numerosas deserciones y gran descontento entre la población. Esta resistencia a permanecer en la colonia se debió a las condiciones imperantes en la misma: La inseguridad extrema motivada por los ataques indígenas, el aislamiento de la aldea y la escasez de víveres, ropa y armas para una defensa apropiada.

Ante las noticias desastrosas provenientes de Tevegó, los pardos de tabaco mostraron su resistencia al traslado a la nueva colonia. Posiblemente debido a esta renuencia el doctor Francia ya dictador, principio el envío de criminales como pobladores, a quienes se le conmutaba la pena de muerte, prisión o azotes por el confinamiento temporal o perpetuo en la colonia que se convirtió de esta forma en el receptáculo de la escoria de la población del país.

En 1816, cuando aminoró un tanto la hostilidad de los indios, el dictador ordenó el envío a Tevegó de las familias restantes de Tabapy.

Inicialmente la población de Tevegó contó con 204 pardos y 55 milicianos, pero a los 3 años se reveló la tropa, sustituyéndola por 18 urbanos procedentes de la Villa Concepción. Los pardos de la colonia bajo el mando de estos urbanos fueron divididos en grupos o partidas que servían en los piquetes durante un mes, periodo que fue extendido posteriormente ante la necesidad de prevenir los asaltos sorpresivos de los indios.

La zona de Tevegó era inhóspita, cenagosa y escasamente poblada. Sus habitantes vegetaban en la desidia, esperanzados en la ración de carne que el Gobierno les proveyó hasta 1816. En esa fecha en vista de su holgazanería se les redujo dicha ración a dos reses destinadas a los párvulos y enfermos. En su antigua comunidad de Tabapy, estos pardos no recibían ración alguna porque trabajaban para la comunidad del Convento de los Dominicos, en pago del terreno en que vivían, pero una vez trasladados a Tevegó se volvieron indolentes, confiados en la manutención estatal. Además, los robos de ganado perpetrados por los mbayaes contribuyeron al gran decaimiento de la colonia y mermaron la moral de sus habitantes.

En 1817 la situación general empeoró nuevamente y el doctor Francia ordenó el retiro de los peones yerbateros de la zona norteña y el envío de indios o pardos libres de Tevegó en lugar de criollos para trabajar en los yerbales. Esta circunstancia acrecentó el debilitamiento de la colonia.

Tevegó fue destruida finalmente por los mbayas y despoblada en 1823, pues a la amenaza indígena se sumaron la incapacidad de las autoridades y la ineficacia de la tropa para defender a la población, asaltada cautivada y asesinada continuamente.

Desmantelada la colonia y quemadas las rancherías, las familias pardas bajaron a establecerse en la Villa Concepción. Fueron distribuidas por orden del doctor Francia en los partidos y en la campaña de la Villa (la gran mayoría en el paraje conocido como Zapallar –hoy Requejo– distrito de Belén), ya sea en viviendas separadas, si tenían capacidad económica para construirlas o agregadas a las casas de los vecinos de la Villa si eran insolventes.

Hubo entre la Villa Concepción y la colonia Tevegó una interacción de apoyo y defensa. La villa aportó innumerables auxilios a la colonia y esta a su vez, sirvió de barrera defensiva hasta que su permanencia se hizo insostenible.

La Villa Concepción siguió decayendo y la necesidad de repoblar la zona norte obligó al Gobierno consular de Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso a ordenar la repoblación de la colonia de pardos de Tevegó, que se llevó a cabo en 1842 con el nombre de Villa del Divino Salvador.

Esta vez se la ubicó a 100 leguas de Asunción y 20 de la Villa Concepción, siempre sobre la margen oriental del río Paraguay.

La refundación estuvo a cargo de una expedición de 103 pardos e indios acompañados de números de tropa. Al poco tiempo la colonia recibió un nuevo flujo de pardos de Tabapy e indios provenientes de los pueblos sujetos al régimen de las comunidades. En esta ocasión fueron enviados 3 tipos de colonos: Familias pardas relativamente bien constituidas; soldados encargados de la defensa y personas de dudosa condición moral tales como ladrones, asesinos y mujeres de mala vida.

La Villa del Divino Salvador tuvo un crecimiento inicial relativamente elevado, pero decayó posteriormente a causa de la inseguridad habitual reinante en la frontera. De cualquier manera, pese a su declinación fue un bastión que se mantuvo firme en defensa del territorio nacional, secundando la labor de la Villa Concepción en cuanto a colonización y defensa se refiere.

Uno de los emprendimientos más importantes para sostener la defensa del norte fue la fundación del citado pueblo o colonia Tevegó, en el año 1813.

Fuente: UH

viernes, 11 de noviembre de 2022

DOÑA TRIFONA FRANCO DE ISNARDI y ANTONIO MARTIN ISNARDI PEDROZO

Doña Trifona Franco, casada con Antonio Martin Isnardi Pedrozo, inmigrante italiano con mentalidad empresarial, que llegó a Concepción en la decada de 1880.

Doña Trifona era una mujer de temperamento fuerte pero cordial, modesta y sencilla. Cabe destacar las beneficiencias dejadas, tales como: la donación de 300.000 pesos fuertes para la Sede de la Escuela Normal, construcción de un pabellón del Hospital Regional en la década de 1920 y otras tantas donaciones de esta benefactora de la sociedad paraguaya. Ayudó a su sobrino Manuel Franco a estudiar y escalar las anheladas cumbres de sus aspiraciones. 

El Ing. Hugo Roberto Delfín Sienra Isnardi, su nieto, recuerda alguna versió  anecdótica de su abuela. 

Se cuenta que era muy eficiente en e comportamiento, en el horario. Una anecdota que dos chicas sobrinas vienieron de Asunción y estaban esperando a sus candidatos que viajaban en el barco de la carrera. Doña Trifona les dijo que era  conveniente preparar algo para recibir a sus festejantes. La condición era que las dos chicas amasaran para la preparación del almuerzo. 

Comenzaron a trabajar y la señora estaba observando que no hacían nada, pues no entendian nada, entonces doña Trifona se hizo cargo y empezó a amasar, lo que en 40 minutos no hicieron las chicas, ella lo hizo en 5 minutos con una habilidad especial. Después llegaron los caballeros y les dijo la Señora: imagínese Señores, como saben cocinar las señoritas.

Versallesca mansión, la más pura en su estilo. Tenía balcones artísticos de hierro colocados con antepecho de cilindro de bronce, sin igual en todo el país. También lucía mármoles en las entradas y mayólicas en su zaguán.

La pareja Doña Trifona Franco y Antonio Isnardi eran dueños de la famosa y primitiva casa Isnardi, actual sede del Banco de la Nación Argentina, que se encuentra a una cuadra de la otra casa de la familia, más conocida como la “Mansión Isnardi” (actual sede de “Delirios”)









Otros caso interesante en un enfrentamiento entre el Regimiento "2 de Mayo" y "3 Corrales", en la ciudad de Concepción, en noviembre de 1937 - cuenta el Ing. Sienra- salimos a las 5 de la tarde frente a la casa (hoy ex-casa Isnardi) a 4 cuadras del puerto, vimos que la Cañonera estaba desde lejos vigilando. Luego entramos otra vez y sale preguntando doña Trifona, si teníamos hambre?, le contestamos: no, abuela! no tenemos hambre, e igual se tuvo que preparar la cena. 

Doña Trifona Franco de Isnardi, tiene pendiente en su haber un reconocimiento de la comunidad concepcionera.

El Señor Antonio Isnardi 


Era socio de “Isnardi, Alves y Cia”, una firma sucesora de la “Matte Larangeira” y la “Larangeira, Mendez y Cia”. Dicha firma ocupaba 25.000 hombres en los trabajos de elaboración y transporte de yerba, agricultura é invernadas de animales. 

Poseía además: la Fazenda “Santa Virginia” en el estado de Matto Grosso, con una extensión de 75.000 hectáreas, con 15.000 cabezas de ganados vacuno y 2000 de caballar; la Fazenda “Caracol” en el mismo estado de 120.000 hectáreas, con 10.000 cabezas de vacuno y 1000 caballos; Fazenda “do Perdido” de 55.000 hectáreas con 5.000 vacas, y 500 caballos, la estancia “Agüerito” en el Paraguay, de 25.000 hectáreas de extensión, con 7.000 cabezas de ganados vacunos y 1.000 de caballar.

Disponía de una vía férrea en Matto Grosso, 3 vapores chatas 2 pontones en Alto Paraná, 20.000 bueyes, 1.500 mulas y caballos, 600 carros de bueyes y 80 carros de mula.

Tenía dos oficinas mecánicas, aserraderos á vapor, 5 talleres de carpintería y 5 de herrería.

Fuente: Extraído del Libro "Manuel Franco" de Dr. Juan Samaniego - Facebook

jueves, 7 de mayo de 2020

Resaltan a músico concepcionero en página correntina

ISMAEL REINERIO ECHAGÜE INSFRÁN es escritor y compositor, nació en Concepción República del Paraguay el 17 de Junio de 1962. Hijo de Elvio José Venancio Echagüe Alvarenga y Elida Insfrán Rodas. Es el quinto de siete hermanos (todos varones)


Ismael Echague - Prensa Argentina.! ISMAEL ECHAGÜE,... | Facebook

A los 13 años (1975 ) estudió guitarra básica popular con Francisco Servin e ingresó como alumno de la Banda de música "Pai Pérez" del Instituto "San José" de los Padres Salesianos de su ciudad natal. 


Conoció al maestro Efrén "Cambai" Echeverria de quién, el mismo año, se hizo alumno y estudió con el mismo 44 años. Hoy, Ismael Reinerio Echagüe Insfrán, se ha convertido en uno de los discípulos renombrado del más grande guitarrista (solista) del Paraguay, Efrén "Cambaí" Echeverría.

Ismael sigue perfeccionándose.

Entre sus obras se destacan; Loreto, A Diego García, Alma y Sentimiento, Guitarra me traes nostalgia, Belén de los Maya, A quien calce alcanza, Para Don Guido Planas, Matrero querido, A un barrio de Concepción, Portare bien Nicolás, Curuzú de Hierro, El reencuentro. Las mencionadas composiciones pertenecen en letra y música.


Para leer la entrevista a Ismael Echagüe ingrese en el siguiente enlace: https://www.momarandu.com/amanoticias.php?a=3&b=0&c=171131 LA GUITARRA NORTEÑA DEL PARAGUAY CON MOMARANDU.COM

El músico paraguayo Ismael Reinerio Echagüe Insfrán nos acerca en esta cuarentena la bella guarania, Despertar!, cuya autoría pertenece a Maneco Galeano.




Publicado por momarandu Corrientes

lunes, 10 de febrero de 2020

Pasa el tiempo, pero el hundimiento del barco Myriam Adela no se olvida

Un día como hoy, pero hace 42 años, el barco Myriam Adela impuso con su hundimiento en el río Paraguay una de las marcas más tristes e indeseadas de nuestra historia naval, una cifra hasta ahora no superada de 113 muertos.

Las páginas 8 y 9 de ABC Color del domingo 12 de febrero de 1978. La crónica de los periodistas Ilde Silvero y Christian Torres, sobre la tragedia del barco Myriam Adela en Concepción.

En casi todo el mundo prácticamente no se hablaba de otra cosa que no fuera la Copa Mundial de Fútbol de 1978.

En Sudamérica, principalmente, la fiebre del mundial arrasaba ya que el trascendental torneo se disputaría en Argentina.

En Paraguay, como país vecino del organizador, solo se aguardaban los cuatro meses que faltaban para que empezara a rodar el balón y así olvidar al menos por un mes el yugo de la dictadura militar de Alfredo Stroessner que estaba en su punto más alto.

Sin embargo, aquella tragedia del 10 de febrero de 1978 haría olvidar a nuestro país no solo del Mundial, sino de la dictadura y de cualquier otra cosa.

El hundimiento del barco Myriam Adela fue una catástrofe nunca antes vista y que, afortunadamente, nunca más se repitió.

El buque de transporte zarpó del Puerto de Asunción un día antes, el 9 de febrero. Debía recorrer 510 kilómetros por el río Paraguay hasta el Puerto de Vallemí, en el departamento de Concepción.

Desde la capital, inició su travesía habitual con 26 pasajeros a bordo, más la tripulación.

Sin embargo, en cada puerto iba alzando más gente y, sobre todo, más carga, excesiva, de hecho.

Ya con unas 180 personas a bordo, la embarcación alcanzó el Puerto de Concepción y en la mañana del 10 de febrero de 1978 siguió su travesía aún más al norte.

Una repentina tormenta, que en realidad fue como un tornado, volteó la embarcación, que se hundió en cuestión de segundos, arrastrada hacia el fondo por el peso exagerado que llevaba.

El periodista e historiador Luis Verón confirmó que el recuento final arrojó una cifra de 113 muertos.

La tragedia ocurrió antes de alcanzar el Puerto Kemmerich (hoy denominado oficialmente Puerto Abente), que queda 80 kilómetros aguas arriba de Concepción, 50 kilómetros antes de Puerto Pinasco y 130 kilómetros antes del Puerto de Vallemí, donde el Myriam Adela debía atracar.

Kemmerich era el apellido de un inmigrante saladero, es decir, pionero en la técnica de salar y conservar las carnes para la exportación.

El periodista de ABC Color Ilde Silvero fue el primer reportero en llegar a la escena, al viajar en avión desde Asunción. Ayer dijo que hasta él tuvo que trabajar en el rescate de los cuerpos que flotaban en el agua.

Eligio González Aponte ahora tiene 82 años. Es uno de los héroes civiles que pudo salvar a 25 náufragos con una canoa en la que esperaba una encomienda que traía el Myriam Adela para la estancia en la que trabajaba. Ayer fue entrevistado por el corresponsal de ABC Color en Concepción.



ABC

domingo, 8 de diciembre de 2019

Las abuelas que revitalizan la lengua guaná para preservar la identidad de su pueblo

Son cuatro abuelas de la comunidad indígena Río Apa del pueblo Guaná, distrito de San Lázaro, Concepción. Estas mujeres y los miembros de la comunidad superaron las dificultades y articularon acciones para evitar que la lengua caiga en el olvido ante el peligro inminente de extinción.

Y solo cuatro abuelas hablan guaná

Esta comunidad está compuesta por 120 personas y se encuentra a siete kilómetros de la planta cementera de Vallemí. La historia de este pueblo se pierde en el tiempo. Sus originarios provienen de la zona del Chaco (Puerto Sastre) y hace 40 años están asentados en el Departamento de Concepción.

La lengua guaná es hablada solamente por estas cuatro abuelas: Lucía Martínez, Vicenta Sánchez, Azucena Portillo y Modesta Sosa. Sin ellas, muere una forma de ver el mundo desde la cultura y realidad de este pueblo indígena.

Hace cinco años nació la idea de enseñar a los niños, jóvenes, mujeres y varones para revitalizar esta tradición que se fue perdiendo con el paso del tiempo, el contacto con el idioma guaraní y la diáspora que obligó al pueblo a abandonar sus tierras en la Región Occidental.

La tarea no fue fácil, pero se encaminó con la acción de la Secretaría de Políticas Lingüísticas y el apoyo del cacique Miguel Cuellar. Se fortaleció la idea de preservar y fomentar la identidad de esta familia lingüística de los Maskoy. En Paraguay hay 19 etnias y cada una tiene su propio idioma. Hoy la cita con las abuelas forma parte de la rutina de esta comunidad.

Los sábados se hacen los encuentros con los niños y jóvenes (en horas de la mañana). Luego con las mujeres. Los domingos se repite con los varones. Una escuela abierta donde las vivencias y el encuentro ayudan a recuperar la memoria del pueblo.

Foto: Secretaría de Políticas Lingüisticas.

Dramatizar la vida cotidiana como estrategia

Ramón Barboza, de la Dirección General de Documentación y Promoción de la Lengua Guaraní (Secretaría de Políticas Lingüísticas), es uno de los colaboradores que acompaña el proceso de esta comunidad. Rescata que al inicio avanzaron principalmente con los niños y jóvenes que fueron aprendiendo algunas palabras sueltas como los nombres de animales, los cubiertos así como el saludo.

Para motivar más a la comunidad, sumaron algunos cantos infantiles que fueron estructurando al traducir algunas palabras del guaraní. Lo sorprendente es que la idea de dramatizar algunas escenas de la cotidianeidad de ellos tuvo una aceptación principalmente en los jóvenes y mujeres.

“Se trató de dramatizar la vida cotidiana de ellos en su idioma. Funcionó. Aprendieron más rápido cuando ensayaban porque todos vienen a mirar, repiten las palabras y así van memorizando la lengua entre todos los miembros de la comunidad. Les gusta a los niños, a los jóvenes. Y muchos se prestaron para la actuación. Sin miedo y temor", afirmó Barboza.

"Superaron la timidez para actuar”, agregó. Hoy en las conversaciones mezclan el guaraní con el guaná. El desafío ahora es formular oraciones para que puedan decir completamente en la lengua originaria.

Una actividad que ayudó a levantar la autoestima de la comunidad fue un conversatorio que se realizó en el 2017 en la Gobernación de Concepción. Allí analizaron el impacto y la importancia de conservar la lengua. Esto motivó a que sigan trabajando y abriendo camino.

Para el líder cacique hubo avances significativos y desafíos para seguir trabajando por conservar la lengua. Es consciente de las limitaciones que pueden surgir el entorno.

“Hicimos una reunión con las abuelas y siempre pensamos cómo recuperar nuestro idioma. Entendemos lo que dicen, pero no podemos hablar. Hay que recuperarla, ya nadie habla. Que va pasar cuando todas mueran”, significó.

Además de la lengua, las abuelas enseñan a los jóvenes algunos trabajos de artesanía para hacer pantallas, sombreros, canastos diferentes, el kyha de caraguata.

Foto: Secretaría de Políticas Lingüisticas.

Documentación

La idea de recuperar la lengua guaná se conjugó con el trabajo del lingüista estadounidense Shaw Nicholas Gynam, luego de que se haya logrado un acuerdo de trabajo con la Secretaría de Políticas Lingüísticas para iniciar un proceso de documentación de la lengua.

El trabajo consiste en el diseño de recomendaciones para la grabación, caracterización del alfabeto guaná y más adelante de un diccionario del idioma que será utilizado para la alfabetización del pueblo.

Ante algunas dificultades que se presentaron, más adelante contactaron con otro lingüista alemán que vive hace 30 años en el Chaco y está casado con una mujer nativa. Conoce a fondo la lengua, hasta conversa con las abuelas. Hizo un trabajo de investigación con algunas publicaciones. Están trabajando y dando forma.

Si todo avanza, para el 2020 podrán presentar el diccionario que estará en cuatro idiomas: el guaraní, el guaná, el castellano y el inglés.

Una acción que servirá para afianzar el trabajo es que el próximo año se implementará en la educación indígena, en cada escuela de cada una de las comunidades, el que puedan dedicar media hora para conversación entre docentes y alumnos. La pérdida de la lengua no solamente se da con el guaná, sino también en otras comunidades.

Foto: Secretaría de Políticas Lingüisticas.

La Diáspora

Los originarios del pueblo Guaná vivían en la zona del Chaco, específicamente en Puerto Sastre, departamento de Alto Paraguay. Las grandes empresas tanineras compraron todas las tierras para la instalación de fábricas cuando se vendieron todas las tierras públicas en la década de los 70.

Fueron obligados prácticamente a trabajar con los paraguayos en las tanineras, los quebrachales y en el arado con bueyes.

Comenzaron a aprender a utilizar el guaraní debido al contacto con los trabajadores. De a poco fueron perdiendo su lengua. En 1962, Puerto Sastre se vende con unas 330.000 hectáreas a una empresa italiana y ellos son expulsados de sus tierras.

Comienza la diáspora del pueblo Guaná. Primero se ubicaron en un puerto, en un lugar llamado Cerrito. Un tiempo subsistieron con víveres gracias a la ayuda de los religiosos. Lograban trasladarse hasta una estancia de la familia Casado, y cruzaban a Vallemí en canoa para hacer changas (lavar ropas, barrer y los hombres limpiaban patios).

Pasaron algunos años así hasta que se empezaron a instalar en los alrededores de la cementera. Hacían ranchos de cartón y tambor para su techo. De a poco se fueron quedando en el lugar, ante el peligro de cruzar diariamente el río. Luego, se dispersaron.

Algunos fueron nuevamente al Chaco para trabajar con los menonitas y otros fueron a Asunción. Los integrantes de esta comunidad asentados cerca del río Apá actualmente se dedican a vender hierbas medicinales y escobas de karanday.

Cuentan con una huerta de proyecto Proders y producen tomate y locote en Vallemí. Algunas mujeres trabajan de empleadas domésticas; mientras que los varones, algunos tienen trabajo en el INC en forma temporal. Luego van a las estancias para hacer limpiezas y cuidar el alambrado.

Publicado en UH - Por Roberto Santander

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