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domingo, 8 de diciembre de 2019

Las abuelas que revitalizan la lengua guaná para preservar la identidad de su pueblo

Son cuatro abuelas de la comunidad indígena Río Apa del pueblo Guaná, distrito de San Lázaro, Concepción. Estas mujeres y los miembros de la comunidad superaron las dificultades y articularon acciones para evitar que la lengua caiga en el olvido ante el peligro inminente de extinción.


Esta comunidad está compuesta por 120 personas y se encuentra a siete kilómetros de la planta cementera de Vallemí. La historia de este pueblo se pierde en el tiempo. Sus originarios provienen de la zona del Chaco (Puerto Sastre) y hace 40 años están asentados en el Departamento de Concepción.

La lengua guaná es hablada solamente por estas cuatro abuelas: Lucía Martínez, Vicenta Sánchez, Azucena Portillo y Modesta Sosa. Sin ellas, muere una forma de ver el mundo desde la cultura y realidad de este pueblo indígena.

Hace cinco años nació la idea de enseñar a los niños, jóvenes, mujeres y varones para revitalizar esta tradición que se fue perdiendo con el paso del tiempo, el contacto con el idioma guaraní y la diáspora que obligó al pueblo a abandonar sus tierras en la Región Occidental.

La tarea no fue fácil, pero se encaminó con la acción de la Secretaría de Políticas Lingüísticas y el apoyo del cacique Miguel Cuellar. Se fortaleció la idea de preservar y fomentar la identidad de esta familia lingüística de los Maskoy. En Paraguay hay 19 etnias y cada una tiene su propio idioma. Hoy la cita con las abuelas forma parte de la rutina de esta comunidad.

Los sábados se hacen los encuentros con los niños y jóvenes (en horas de la mañana). Luego con las mujeres. Los domingos se repite con los varones. Una escuela abierta donde las vivencias y el encuentro ayudan a recuperar la memoria del pueblo.

Dramatizar la vida cotidiana como estrategia

Ramón Barboza, de la Dirección General de Documentación y Promoción de la Lengua Guaraní (Secretaría de Políticas Lingüísticas), es uno de los colaboradores que acompaña el proceso de esta comunidad. Rescata que al inicio avanzaron principalmente con los niños y jóvenes que fueron aprendiendo algunas palabras sueltas como los nombres de animales, los cubiertos así como el saludo.

Para motivar más a la comunidad, sumaron algunos cantos infantiles que fueron estructurando al traducir algunas palabras del guaraní. Lo sorprendente es que la idea de dramatizar algunas escenas de la cotidianeidad de ellos tuvo una aceptación principalmente en los jóvenes y mujeres.

“Se trató de dramatizar la vida cotidiana de ellos en su idioma. Funcionó. Aprendieron más rápido cuando ensayaban porque todos vienen a mirar, repiten las palabras y así van memorizando la lengua entre todos los miembros de la comunidad. Les gusta a los niños, a los jóvenes. Y muchos se prestaron para la actuación. Sin miedo y temor", afirmó Barboza.

"Superaron la timidez para actuar”, agregó. Hoy en las conversaciones mezclan el guaraní con el guaná. El desafío ahora es formular oraciones para que puedan decir completamente en la lengua originaria.

Una actividad que ayudó a levantar la autoestima de la comunidad fue un conversatorio que se realizó en el 2017 en la Gobernación de Concepción. Allí analizaron el impacto y la importancia de conservar la lengua. Esto motivó a que sigan trabajando y abriendo camino.

Para el líder cacique hubo avances significativos y desafíos para seguir trabajando por conservar la lengua. Es consciente de las limitaciones que pueden surgir el entorno.

“Hicimos una reunión con las abuelas y siempre pensamos cómo recuperar nuestro idioma. Entendemos lo que dicen, pero no podemos hablar. Hay que recuperarla, ya nadie habla. Que va pasar cuando todas mueran”, significó.

Además de la lengua, las abuelas enseñan a los jóvenes algunos trabajos de artesanía para hacer pantallas, sombreros, canastos diferentes, el kyha de caraguata.


Documentación

La idea de recuperar la lengua guaná se conjugó con el trabajo del lingüista estadounidense Shaw Nicholas Gynam, luego de que se haya logrado un acuerdo de trabajo con la Secretaría de Políticas Lingüísticas para iniciar un proceso de documentación de la lengua.

El trabajo consiste en el diseño de recomendaciones para la grabación, caracterización del alfabeto guaná y más adelante de un diccionario del idioma que será utilizado para la alfabetización del pueblo.

Ante algunas dificultades que se presentaron, más adelante contactaron con otro lingüista alemán que vive hace 30 años en el Chaco y está casado con una mujer nativa. Conoce a fondo la lengua, hasta conversa con las abuelas. Hizo un trabajo de investigación con algunas publicaciones. Están trabajando y dando forma.

Si todo avanza, para el 2020 podrán presentar el diccionario que estará en cuatro idiomas: el guaraní, el guaná, el castellano y el inglés.

Una acción que servirá para afianzar el trabajo es que el próximo año se implementará en la educación indígena, en cada escuela de cada una de las comunidades, el que puedan dedicar media hora para conversación entre docentes y alumnos. La pérdida de la lengua no solamente se da con el guaná, sino también en otras comunidades.

La Diáspora

Los originarios del pueblo Guaná vivían en la zona del Chaco, específicamente en Puerto Sastre, departamento de Alto Paraguay. Las grandes empresas tanineras compraron todas las tierras para la instalación de fábricas cuando se vendieron todas las tierras públicas en la década de los 70.

Fueron obligados prácticamente a trabajar con los paraguayos en las tanineras, los quebrachales y en el arado con bueyes.

Comenzaron a aprender a utilizar el guaraní debido al contacto con los trabajadores. De a poco fueron perdiendo su lengua. En 1962, Puerto Sastre se vende con unas 330.000 hectáreas a una empresa italiana y ellos son expulsados de sus tierras.

Comienza la diáspora del pueblo Guaná. Primero se ubicaron en un puerto, en un lugar llamado Cerrito. Un tiempo subsistieron con víveres gracias a la ayuda de los religiosos. Lograban trasladarse hasta una estancia de la familia Casado, y cruzaban a Vallemí en canoa para hacer changas (lavar ropas, barrer y los hombres limpiaban patios).

Pasaron algunos años así hasta que se empezaron a instalar en los alrededores de la cementera. Hacían ranchos de cartón y tambor para su techo. De a poco se fueron quedando en el lugar, ante el peligro de cruzar diariamente el río. Luego, se dispersaron.

Algunos fueron nuevamente al Chaco para trabajar con los menonitas y otros fueron a Asunción. Los integrantes de esta comunidad asentados cerca del río Apá actualmente se dedican a vender hierbas medicinales y escobas de karanday.

Cuentan con una huerta de proyecto Proders y producen tomate y locote en Vallemí. Algunas mujeres trabajan de empleadas domésticas; mientras que los varones, algunos tienen trabajo en el INC en forma temporal. Luego van a las estancias para hacer limpiezas y cuidar el alambrado.

Publicado en UH - Por Roberto Santander

viernes, 12 de octubre de 2018

LANCHA AQUIDABAN: El mercado flotante

Desde hace décadas, el barco Aquidabán zarpa todas las semanas con pasajeros y provistas hacia el extremo noreste del país, donde a veces ni los caminos llegan. Para Bahía Negra, corazón del Pantanal paraguayo, es su principal fuente de abastecimiento.

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Los guardapolvos y las sonrisas pícaras los delatan: acaban de escapar de la escuela. No son los niños los únicos que interrumpen la rutina; también los adultos salen del trabajo. Y no es para menos: los viernes en Bahía Negra hay una especie de “licencia” para reunirse en el puerto de tierra de la ciudad. Llegó el Aquidabán.

El pueblo adquiere un movimiento que no se ve otros días. Lanchas, camionetas, camioncitos y motos se arriman. Del barco descienden los pasajeros y suben los clientes. Bajan garrafas de gas, cajas de tomates y racimos de bananas. También suben los perros.

El Aquidabán surca las aguas del río Paraguay desde hace al menos la mitad del siglo pasado. La parte inferior, con el paso de los años, fue ocupada por vendedores que convirtieron la embarcación en el principal proveedor de mercaderías para la ciudad, para comunidades indígenas y poblados ribereños. Es un Mercado de Abasto flotante.

También es un transportarse a otra dimensión, no solo fluvial. Apenas queda espacio para recorrer el interior del barco. Cuidado con la cabeza al pasar, que los panificados cuelgan del techo. Prendas de vestir, snacks, jugos, peluches, mantas, calzados, “¿qué le ofrecemos, señor? Pregunte nomás”, dice una vendedora sentada entre embutidos y locotes.

Con mucho esfuerzo, tres jóvenes suben al barco un tambor con combustible a través de la delgada rampa mientras los depósitos de la cubierta se siguen vaciando de productos. Una joven se abre paso con una enorme bolsa amarilla, transparente, atestada de cosméticos. Tal vez uno de los cargamentos más esperados en la ciudad.

Cada martes, el barco zarpa desde Concepción, igual que hace décadas. Su recorrido hasta el último destino, Bahía Negra, es de cuatro días, con la cubierta y cuatro bodegas atestadas de productos.

Muchos llegan no solo para conseguir provistas. Los pescadores esperan el barco para adquirir nuevos anzuelos y redes, imperativos para la vida en la ribera y en los pueblos indígenas. La economía local está muy integrada a la pesca. Sin el Aquidabán, esta actividad se resiente y con ella la gastronomía de la zona.

“Una fiesta patronal es. Es lo que le alimenta a la población. Es lo que les surte de lo necesario”. Así describe al Aquidabán Bernardino Suárez, secretario general de la Municipalidad de Bahía Negra.

Bahía Negra está a más de 800 kilómetros de Asunción, por tierra. Los caminos de salida y entrada a la ciudad son de tierra, hasta la única pista de aterrizaje lo es. “Estamos muy lejos. El Aquidabán es el único medio a través del cual se provee de productos a la ciudad”, dice. Especialmente en días de lluvia, cuando los caminos y la pista se clausuran, la única vía de transporte es el río.

Tras su llegada, los comercios rebozan de productos. El barco, más allá de ser un medio de transporte, reactiva cada viernes el comercio local en el pequeño poblado del Pantanal paraguayo. Las más anheladas, sin duda, son las frutas y verduras, pues el clima árido dificulta la producción local. Las bebidas son las más esperadas por los adultos.

“La planta baja es como un ‘supermercado’i’. Hay ropas, juguetes, verduras, frutas, leche. De todo hay”, describe el Ing. Ángel Desvars, uno de los dueños del barco. Es tan caótico como completo. La rampa desde el puerto de arena conduce a un mercado donde los vendedoras pujan por los clientes. “Los vendedores son dueños de su mercadería, nosotros hacemos el servicio de llevarle y traerle”, agrega. Son 14 en total los vendedores cuyo sustento navega por el río.

Que su edad no engañe. El Aquidabán puede cargar con tanta historia como mercadería. Transportar al menos 80 toneladas y centenar y medio de pasajeros al mismo tiempo no le hace problema, cuenta Desvars.

Más de 314 kilómetros separan a Vallemí, Concepción, de Bahía Negra, Alto Paraguay. Cientos de kilómetros de naturaleza, de Pantanal paraguayo, de travesía turística única. No hay forma de no ver a las garzas, blancas y grises y los mbiguá a medida que se avanza.

Si se agudiza la vista, hay más animales silvestres para ver en las aguas y en la costa. “Es muy bonito para ver la naturaleza. Es lo atractivo de viajar en el Aquidabán”, dice Desvars. En una zona donde el turismo es ignorado, este medio de transporte adquiere otra dimensión de importancia.

El Ing. Ángel Desvars hoy tiene 61 años y siempre sube al barco. Recuerda que de niño ya recorría el río Paraguay en la embarcación con sus padres. “Primero viajaba hasta Vallemí nomas. En estos tiempos llega hasta Bahía Negra”, cuenta. El Aquidabán fue idea de su papá, Julio Pablo Desvars, quien fundó el astillero de la familia alrededor de 1930, cuando fue construido.

Antes era de madera -recuerda don Ángel-, pero con el tiempo fue reemplazada por hierro, debido a la facilidad para conseguir el material.

Al igual que la economía en todo el país, el barco también resiente la crisis. El promedio de pasajeros varía entre 40 y 70, menos de la mitad de los que llevaba en sus años de esplendor, o al menos hasta hace una década, cuando la cantidad se mantenía por encima de 130 viajeros.

Un boleto de ida a Bahía desde Concepción cuesta G. 130.000, hasta Fuerte Olimpo, G. 120.000, y va variando de acuerdo a la distancia. Hay dos maneras de viajar: las hamacas, más económicas, que se pueden alquilar por todo el viaje por G. 30.000, y los camarotes -hay seis- que cuestan G. 100.000 cada uno. Estos precios no incluyen el pasaje ni la comida.

Al menos 30 paradas se hacen en todo el trayecto. El Aquidabán no deja pasar ninguna oportunidad. Donde haya gente que quiera subir o llegar, o comprar, ahí hace una escala. A las 11:00 del martes se pone en movimiento la nave río arriba. Entre la madrugada y la mañana del viernes tira anclas en la costa de Bahía Negra.

“No sabemos hasta cuándo, porque cada vez va disminuyendo y las cosas cada vez son más caras y es difícil minimizar los costos y nosotros no recibimos subsidio ni nada”, dice don Ángel, como no queriendo augurar que al barco tal vez le queden pocos años de viajes.

El heredero del barco reconoce la importancia del servicio que prestan para Bahía Negra y otras comunidades ribereñas, por ello, el mantenimiento lo realizan en temporada de sequía, cada dos años. Aprovechan que los caminos son seguros para poner a punto la embarcación y no dejar a la merced del clima a los lugareños.


Su aspecto vetusto ha sido criticado más de una vez y el hecho de que sea el único barco de esa naturaleza que surque las aguas del río Paraguay en ese exótico sector del Pantanal paraguayo. “Nosotros hacemos el servicio para la gente pobre. No podés poner precios de lujo. Tenemos la capacidad de hacer otro Aquidabán más lujoso, pero debemos mantener los precios para nuestro público. La mayoría de nuestros usuarios es gente de escasos recursos”, dice.

Las despensas y bodegas de Bahía ya están rebosantes de nuevas mercaderías. La ciudad vuelve a su ritmo, sin prisa. El Aquidabán da la vuelta y se deja llevar por el río.

martes, 2 de agosto de 2016

Concepción: La opulencia, marginación y esperanzas

CONCEPCIÓN.- La ciudad de Concepción tiene una rica historia que en la actualidad se convierte en esperanza de sus habitantes.

 

El deseo es salir de la postergación, aunque las dificultades se suman cada día. La ciudad, fundada por el Cnel. español Agustín Fernando de Pinedo en 1773, vivió su época de la opulencia entre 1890 y 1926, mediante las exportaciones e importaciones a países europeos. 



Según don Teófilo Medina, director de cultura de la Municipalidad, el puerto fue escenario de grandes transacciones con inmigrantes italianos que dejaron su influencia en los mejores edificios de la ciudad. Explicó que los italianos traían materiales de construcción de primera calidad y llevaban yerba, madera y carne salada. Sin embargo, dijo que factores externos cooperaron para la decadencia económica. 

“La recesión económica de los EEUU repercutió en lo nuestro, luego la revolución de 1922 a 1923 marcó el retroceso económico de la ciudad”, explicó Medina. Luego de la Revolución del 47 Concepción quedó postergada, especialmente durante el gobierno de Alfredo Stroessner. 

El 17 de noviembre de 1963, autoridades y comerciantes se aventuraron a tomar el hostil Chaco para llegar hasta el Palacio de López junto al dictador y solicitarle caminos por el Chaco. Antonio Maldonado, fotógrafo de la época, recuerda que Stroessner les dijo que “su gobierno ya tiene trazado su plan vial para los próximos 10 años y que si tenemos paciencia en ese lapso se considerará el pedido”. 

El Gobierno cumplió con su promesa, ya que después de 10 años abrió la ruta Pozo Colorado-Concepción. En la década de los 80, el Gobierno construyó el puente sobre el río Paraguay, pero no asfaltó la ruta, es así que los concepcioneros quedaron con el estigma de una ciudad con puente, pero sin ruta.

UH (Por Justiniano Riveros)

domingo, 17 de noviembre de 2013

Puerto Casado: Pescadores quemados por el sol, la vida en el río

Todo comenzó con una Ruta Quetzal inolvidable que marcó a todos sus participantes. Paraguay fue el país que marcó en especial a dos de ellos.

Puerto Casado
Pescadores en Puerto Casado

En la margen derecha del río Paraguay, antes de llegar a Corumba, en pleno Pantanal brasileño, existe uno de los mayores latifundios de toda sudamérica donde hay una vieja fábrica de tanino, un producto que se empleaba para curtir la piel.
Hoy la materia prima que se extraía del Quebracho, un árbol abundante en las 6.500.000 de hectáreas, ya no la demanda el mercado y la fábrica está paralizada. La población tiene una densidad de 0,4 personas por kilómetro cuadrado y desde allí partieron los menonitas para internarse y colonizar el Chaco central.

El Chaco, el río Paraguay y la nave Bahía Negra

El Río Paraguay está entre los 40 rios más grandes del mundo, con una longitud de 2.625 kilómetros. Nace en Brasil y después de discurrir brevemente por Bolivia cruza Paraguay. Divide a la nación en dos regiones ecológicamente distintas. Al oeste se encuentra el Gran Chaco, considerada el área de bosque seco más grande de América del Sur y la extensión forestal más grande del continente, después del Amazonas.
Hacia el otro lado, el Bosque Atlántico del Alto Paraná es uno de los bosques más diversos y amenazados del mundo. El barco Bahía Negra es una nave que se fabricó en unos astilleros bilbaínos en el año 1964 y estaba aún activo como un buque de pasajeros fluvial en Diciembre de 1997. En Abril del 2003 se encontraba parcialmente desmantelado en Asunción.

Original centro comercial

Al fondo, dando la espalda a una estampa a la que ya deben estar acostumbrados, dos barcos construídos en un astillero bilbaíno, a miles de kilómetros de allí. Un poco más cerca de una de las orillas del Río Paraguay hay una frágil embarcación, en donde una niña espera a que su padre vuelva. Está comprando una garrafa del carísimo gas importado de Argentina. Atracado a un puerto natural, hoy está el barco que semanalmente abastece a la pequeña población ribereña de un sin fin de productos traídos desde la capital, Asunción.
Un joven lava en el río una garrafa en donde pedirá que le pongan un par de litros de alcohol para quemar. Un equilibrista carga con un pesado saco de harina de mandioca que servirá a los pobladores para hacer pan, dulces y fideos. En la frágil embarcación de madera, los lugareños pueden comprar productos tan dispares como leña, combustible, ropa, alimentos y hasta remedios para la salud. A cuantas grandes superficies les gustaría rentabilizar su espacio como lo hacen los dueños de estos pocos metros cuadrados flotantes. Toda una lección de economía.

Quemados por el sol

No pude reflejar en una foto el rostro del pescador. No quise molestarle, estaba tan concentrado con sus rudimentarios aparejos de pesca que no me atreví a llamarle. Aquel hombre estaba sentado, casi haciendo malabares, en la proa de su barquito de madera. Una materia prima, que antaño fue muy abundante, pero que ahora con la explotación de los bosques del país cada día son más escasos árboles como los cedros, los lapachos y los timbó con el que hacer todo tipo de manufacturas de madera. El en su frágil embarcación y yo, en un mastodonte de acero fabricado en Europa. O no llevaba mucho tiempo allí, o la pesca es escasa en ese tramo del río. 

Solo vi una piraña destripada que estaba utilizando como cebo. La caña era una sencilla rama de árbol, el sedal un pequeño cordón rojo. Su piel y su remera estaban quemadas por tanta horas de exposición al sol. En un momento dado, giró la cabeza hacía arriba y me quedé helado, sus ojos de un azul extraño me dejaron cegado, petrificado. No fui capaz de retener esa mirada, la última foto la disparé un par de segundos antes. Malditos carretes de película, aún no había llegado la fotografía digital. Espero que esos ojos no estén muy dañados por el reflejo del sol en el agua, ojalá que sigan viendo para que lo disfruten otros. ¡Yo tengo clavada esa mirada y será para siempre!.



La vida en el río

Mientras la señora se pasa y se gana la vida limpiando las vísceras de los animales que “carnean” en un matadero cercano, él se dedica a “platicar” para entretener a su compañera. En muchas partes del Paraguay casi siempre los roles suelen ser muy machistas. En las latitudes donde está Concepción (cerca del trópico de Capricornio) a la horas centrales del día, el cerebro no está para procesar muchos datos, la combinación de humedad y el calor hacen que el flujo sanguíneo que llega al cerebro sea más bien escaso.
Pobre animal (el carneado) pobre señora (por su trabajo) y pobre sintonizador de radio (el compañero). Solo faltaría que el simpatizara con el Olimpia, el Club de futbol más pudiente del país y ella con el Cerro porteño, el de la gente más humilde. ¡Para qué queremos más!

Difícil control

El río Paraguay está entre los ríos más grandes de América. Tiene una longitud total de 2.625 kilómetros y en buena parte de su recorrido es una frontera natural entre Bolivia/Brasil, Paraguay/Brasil y Argentina/Paraguay. Tan extensas y remotas en algunos puntos de su recorrido que son fácil blanco para el contrabando de todo tipo de mercancías, legales e ilegales, sobre todo en su frontera norte con Brasil.
Desde la explotación y contrabando de maderas nobles hasta los vuelos de pequeñas aeronaves que llegan cargadas de marihuana, producida en el país, o de la cocaína, que utilizan el despoblado Chaco para hacer escala con dirección a mercados más rentables económicamente.

Por la proa o por la popa

Para desprenderse de los desperdicios orgánicos que se originaba en las dos naves de la expedición, lo más sencillo era lanzarlos directamente al inmenso caudal del río Paraguay. La rica fauna que vive en sus aguas (230 especies de peces y 46 de anfibios) se encargará, en cuestión de minutos, de dar buena cuenta de lo que les llegue desde el exterior.
Ninguna de aquellas especies del ecosistema se atrevió a engullir al amigo de la foto. A Sancho González Green no hay boca (no humana) que se atreva a hincarle el diente. Y no por duro, sino por luchador.


Fuente: http://www.hechosdehoy.com/pescadores-en-puerto-casado-quemados-por-el-sol-la-vida-en-31686.htm

viernes, 3 de mayo de 2013

Museo Municipal: lote de objetos históricos en condiciones inadecuadas

En condiciones inadecuadas y cerrado al público se mantiene el Museo Cívico de la Municipalidad de Concepción. Tiene por sede una artística edificación neoclásica italianizante de fines del siglo XIX, conocida como la Mansión Quevedo, y su acervo consiste en objetos de arte, utensilios de uso doméstico y elementos de trabajo de antiguos pobladores.

En 1973, la Municipalidad de Concepción adquirió la mansión de estilo neoclásico italianizante que se había construido en el año 1898 y pertenecía al señor Basilio Quevedo. Se aprovechó el gran patio para edificar el Teatro Municipal y los salones se destinaron a la biblioteca pública y al Museo Cívico.
En la actualidad, el acervo museístico se halla en pésimas condiciones, amontonadas en salas con paredes ganadas por la humedad a causa del mal estado del techo, con enormes goteras. Con cada lluvia, el local prácticamente se inunda.

En un terreno lindante está en etapa de construcción un bloque que será destinado a Casa de la Cultura y albergará al museo, la bilioteca, un auditorio para música, danza y teatro. Teófilo Medina, director de Cultura de la Municipalidad de Concepción, cree que una vez concluida la nueva sede se va a encarar la restauración de la Mansión Quevedo, que pide auxilio.

En el primer salón, las piezas históricas comparten espacio con la Dirección de Salud de la Municipalidad, que tiene la función de controlar la atención sanitaria del comercio: vencimientos de productos y la limpieza. Entre las computadoras hay una vitrina con muestra de alfarería precolombina y fósiles de peces. Resaltan un artístico mueble traído de España para la antigua Junta Administrativa Municipal y la talla de San José Guasu, hecha en 1760, para una capilla de alguna compañía.

En el segundo salón, con paredes muy deterioradas, llama la atención un óleo del puerto de Concepción, firmado en 1898 por el pintor español José María Hidalgo. Hay vitrinas con llaves antiguas, monedas, bastones ornamentos de bronce que se usaban en las casas. Una fotografía ilustra el camino del Chirigüelo. El conjunto incluye clavos del ferrocarril, adornos de panteones, cruces, una urna fúnebre de piedra de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos Humberto Primo del cementerio y dedicatorias de los inmigrantes españoles e italianos. Un mueble muy trabajado expone lámparas de diferentes épocas, desde el mbopi hasta el Aladino y algunos instrumentos de medición de un boticario. Una olla de hierro de gran porte recuerda a las importantes estancias concepcioneras.

La tercera sala se ambienta con reproducciones fotográficas de las edificaciones arquitectónicas de la ciudad. Una vitrina deja ver la moda del pasado, con vestimentas femeninas, algunos adornos y objetos de diversión, como muñecas. Hay sillas rotas y un reloj de pared. “El niño del melón”, pintura de Pablo Alborno, es el tesoro artístico que engalana el espacio. Un par de pianos destartalados del siglo XIX, que fueron donados al Teatro, un paragüero y un portasombreros hablan de las finas costumbres de la gente de la sociedad.

Cargada con tasas de porcelana, teteras y delicados cubiertos, una vitrina saca a luz el buen gusto y distinción de las familias concepcioneras del ayer. Con la mirada recia, don Antonio Isnardi contempla, a través de un busto suyo, el correr de los tiempos actuales.

La cuarta sala ubica puerta, medialunas y rejas de hierro de las antiguas mansiones demolidas o modificadas. Curioso es ver parte de la primera refrigeradora francesa traída por don Fidel Zavala, en 1880. Está también una campana que se trajo de Bolivia en la época de la Guerra del Chaco (1932-1935).
No faltan las planchas de hierro, máquinas de coser que usaban los sastres italianos y dos motores que se usaban en las casas y servían para generar luz artificial. Igualmente, aquí se aprecia la primera imprenta de finales de 1800, con que se editaba el periódico El Municipio, luego Correo del Norte. En otra vitrina hay elegantes atuendos femeninos.
La quinta y última sala acumula rejas de hierro de aberturas, lápidas de mármol, televisores de antes, radios, una vitrola, un mimeógrafo, un artefacto traído de Suecia para alumbrado público y soportes de hierro para los faroles de las calles.

Visitas con acceso solicitado


Museo Cívico de Concepción se ubica sobre la calle Mcal. López, entre Cerro Corá y Gral. Garay. No está abierto en forma permanente. La Biblioteca Municipal, que funciona en la misma Mansión Quevedo, atiende al público de lunes a viernes, de 07:00 a 12:00, y de 13:00 a 17:00. En ese horario, los interesados en conocer el museo pueden solicitar una visita. El acceso es gratuito.

La ciudad de Concepción fue fundada en 1773 por el gobernador español Agustín Fernando de Pinedo.

Fuente: ABC Color

miércoles, 10 de abril de 2013

Clásicas piezas de culto católico en Concepción

Concepción.- Una atractiva selección de piezas ligadas al culto religioso: santos, artísticos candelabros, casullas bordadas y atuendos de sacerdotes, medallas papales, copones de plata y fotografías de iglesias conforman el acervo del Museo Diocesano de Concepción, habilitado en 1999.


Un amplio salón de la casa parroquial fue acondicionado para albergar las colecciones históricas que posee el Museo Diocesano de Concepción. Fue el padre Emiliano R. Fernández quien, en el año 1999, se ocupó de colectar de la iglesia y de sus colegas sacerdotes objetos de uso religioso para organizar el atractivo acervo, expuesto en varios exhibidores y pedestales.
Al ingresar, los ojos del visitante apuntan a una vitrina que contiene casullas finamente bordadas, mitras, medallas papales y un báculo de plata. Ahí también se aprecia la capa pluvial que el primer obispo de Concepción, monseñor Emilio Sosa Gaona, había usado durante los funerales del Mariscal José Félix Estigarribia, el 8 de setiembre de 1940. Es una capa confeccionada en Viena, Austria, con delicados adornos.

En otra vitrina, una serie de avejentadas fotografías dejan ver cómo era la antigua iglesia que fue demolida para dar lugar a la que se conoce hoy. Un exhibidor circular contiene un lote de copones de plata, cáliz, portahostias, artísticos candelabros, luminarias a querosén y un viejo artefacto para hacer hostias. Entre las reliquias ahí guardadas está la mitra que usó monseñor Aníbal Maricevich el día de su consagración como obispo.
Una de las estaciones del vía crucis, con marco combado, es muy interesante como concepción del arte sacro. Floreros, portavelas de diversos estilos, art noveau, art decó y necoclásicos forman parte del montaje que incluye estampas de santos católicos.
Un mural que representa la laboriosidad del hombre del campo, que trabaja la tierra con sus bueyes, es una de las sorpresas que aguardan a los visitantes.
Tres vírgenes de vestir, una figura del Señor de la Columna y algunos nichos, así como un confesionario de madera, sillas y sillones, corresponden a las piezas de culto dedicadas a Dios.
Un baúl grande, muebles de estilo y dos bibliotecas con libros de religión y publicaciones diocesanas, así como misales de siglos pasados, completan el contenido del museo.

Accesible por dos caminos

El Museo Diocesano de Concepción se habilita al público de lunes a viernes, de 08:00 a 12:00 y de 15:00 a 17:00. Los sábados, de 08:00 a 12:00. El acceso es libre y gratuito.
A Concepción se puede llegar desde Asunción por dos vías terrestres asfaltadas. Queda a 470 km si se viaja por la Ruta III, para tomar la Ruta V en Yby Yaú.
Si se viaja por la ruta Transchaco, el viaje es más corto, con 410 km, pero existen tramos en muy mal estado.

Atractivo perfil urbano

La ciudad de Concepción fue fundada en 1773 por el gobernador Agustín Fernando de Pinedo. En la primera mitad del siglo XIX, tenía cierta importancia, pero recién después de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) tuvo un desarrollo pleno con la llegada de inmigrantes italianos, árabes y catalanes, que impulsaron su evolución como puerto comercial. También empezó a adquirir un atractivo perfil arquitectónico, que en buena parte se conserva hasta hoy y es un claro indicador de la época de prosperidad económica.

Fuente: ABC

miércoles, 13 de marzo de 2013

Pantanal: riqueza paraguaya para ser valorada y disfrutada

El Pantanal paraguayo, perteneciente al Gran Pantanal –que abarca mayormente territorio brasileño y también parte de Bolivia–, es una de las zonas más ricas en biodiversidad de fauna y flora del continente. 

Ahora hay un plan de turismo de naturaleza que impulsa la organización Guyra Paraguay para disfrutar del lugar, valorarlo y ayudar a protegerlo.

Dentro de la reserva de la biósfera del Chaco, que integra a grupos de reservas naturales y parques nacionales del Chaco seco y del Chaco húmedo, ubicados en los departamentos de Boquerón y Alto Paraguay, está el Pantanal paraguayo.
En este grupo de sistema de conservación de humedales se encuentra el Parque Nacional Río Negro, con unas 123.000 hectáreas y en cuyo territorio se instaló desde 2008 Guyra Paraguay, que adquirió unas 15.000 hectáreas para hacer una estación biológica que funciona con el nombre de “Los Tres Gigantes”. Esta denominación se hizo en referencia al oso hormiguero, al tatú carreta y a la nutria gigante, tres especies que habitan la zona.Guyra Paraguay encabezó la semana pasada el Fam Tour “Pantanal paraguayo”, un viaje náutico que representa un plan piloto de promoción de turismo de naturaleza. Este proyecto forma parte del programa Ka’aguy Retã-Bosques y Desarrollos, que lleva adelante la Usaid con la Wildlife Conservation Society (WCS.org).
En la comitiva estuvieron biólogos, observadores de aves, expertos en especies, oficiales de turismo y productores de programas dedicados a la naturaleza y a la vida salvaje, acompañados por periodistas.

Esta conjunción de profesionales de diferentes sectores se hizo para enfocar este viaje desde dos perspectivas posibles: la del turismo de naturaleza y la de ampliar las investigaciones en el campo de la biología.
Por el lado del turismo, la idea es bien concreta: los organizadores del proyecto desean que el Fam Tour Pantanal paraguayo haga sentir al turista la realidad de la naturaleza, con sus cosas positivas y negativas. En ese sentido, Andrea Ferreira, de Guyra Paraguay, señala que dentro de un turismo de naturaleza, lo más importante es el lugar y no precisamente el turista, por lo que no se habla de dar alojamientos de hotel 5 estrellas en medio de un bosque. “Lo que buscamos es mostrar a la naturaleza en su esencia misma”, explica Ferreira. En ese orden, Guyra Paraguay cuenta con un local en donde se alojan los turistas. Las habitaciones, si bien no son lujosas, tienen absolutamente todas las comodidades necesarias para un buen descanso a cualquier hora.

Un viaje encantador

Para llegar a la Estación Biológica Los Tres Gigantes no hay otro medio que no sea fluvial. Desde Bahía Negra se toman lanchas o botes hasta alcanzar la Estación, navegando el río Negro.
Con el Fam Tour de Guyra Paraguay, son 55 horas de navegación desde Concepción hasta llegar a la Estación Biológica. Pero el viaje se hace placentero con el yate 7 Cabrillas, que tiene gran comodidad y un servicio a bordo de primer nivel. El yate está dentro del paquete, que tiene su costo de entre 1.000 y 1.250 dólares por persona. Extranjeros son los que más realizan el tour.
De igual manera, la organización no busca llenarse de turistas que no entiendan el sentido de una vida de campo, sino buscar gente que quiera conocer el lugar en su esencia, valorarla y gestionar cambios para proteger la vida natural.


Fuente: ABC Color

jueves, 7 de marzo de 2013

Arte contemporáneo en elegante Mansión Otaño

Concepción.- La espléndida Mansión Otaño se convirtió desde el 2008 en la sede del Museo de Arte Contemporáneo de Concepción y el Norte. El complejo artístico-cultural exhibe pinturas, dibujos y acuarelas de creadores oriundos del primer departamento. El gran mural “La próxima cena II”, de Carlos Colombino, enriquece el acervo.

En tres salas de la elegante edificación de los años 40, situada en pleno centro de la ciudad, se expone una atractiva colección de pinturas, dibujos y grabados realizados por creadores oriundos del departamento de Concepción.
En el primer espacio están a la vista la obra Corazonada, de Carlo Spatuzza; dibujos pintados de Owa Balbuena que se relacionan con la naturaleza y aspectos de la vida de los indígenas en los montes; un grabado de Carlos Colombino y otros trabajos que no están identificados.
La sala siguiente conserva el piso mosaico original con coloridos diseños geométricos. En sus paredes cuelgan el cuadro titulado Correcciones, de Enmanuel Fretes Roy; dibujos y pinturas de Ricardo Migliorisi y Alberto Miltos. El hiperrealismo está presente con un óleo de Sebastián Díaz, un acrílico de Benjazmín Ocampos con el nombre Río Paraguay; las propuestas Tres Mandalas, de Santiago; y La silla transparente, de Diego Medina.
La tercera sala contiene una serie de dibujos colareados, Armadillos, de Miguel Heyn; figuras abstractas de Félix Toranzos, un collage sobre tela y plástico, El Barco, de Ofelia Olmedo, y el óleo Escalera, de Margarita Morselli.
En el patio de la Mansión Otaño se agregó en el año 2010 un pabellón especial, construido por la Gobernación de Concepción, para exhibir el mural La próxima cena II y otras xilopinturas referidas al tiempo dictatorial, del artista Carlos Colombino, nacido en Concepción el 20 de octubre de 1937.
La Mansión Otaño, perteneciente a la Municipalidad de Concepción, fue completamente restaurada por integrantes de la Escuela Taller de Concepción, y las tareas culminaron el 31 de mayo del 2000.
Ocho años después se habilitó como sede del Museo de Arte Contemporáneo de Concepción y el Norte, bajo administración de la Comuna local. En la actualidad, las paredes evidencian falta de mantenimiento. Signos de humedad y desprendimientos de revoques atentan contra la conservación de las obras de arte allí expuestas. Los focos quemados de la iluminación tampoco son cambiados.

Dos vías y un mismo destino

El Museo de Arte Contemporáneo de Concepción y el Norte se ubica en la esquina de las calles Cerro Corá y Mcal. Estigarribia. Se abre al público de lunes a sábados, de 08:00 a 12:00, con acceso gratuito. Cuenta con baños separados por sexos y una cafetería que ahora no funciona.
La ciudad de Concepción fue fundada en 1773 por el gobernador Agustín Fernando de Pinedo. Queda a 409 km de Asunción por la ruta Transchaco y a 450 km si se viaja por la Ruta 5ª, con desvío en Yby Yaú.

Edificio de estilo art decó se construyó en 1940

La llamada Mansión Otaño se inauguró con gran pompa a inicios de 1940 y perteneció a don Rufino Otaño Ramos. De su edificación en estilo art decó se encargó el constructor español (valenciano) José Chust. Luce en su fachada azulejos color esmeralda de origen español y en el frontis tiene adornos de barras de hierro en su pináculo, junto con una hornacina eminente y dos copones barrocos. Conserva sus puertas originales y los umbrales en gradas con planchas de mármol blanco en el acceso. Tenía antepechos de mármol de carrara en los balcones.

Fuente; ABC

lunes, 11 de febrero de 2013

Concepción: Curiosas reliquias del pasado en Ex Cuartel Militar

Concepción.- Reliquias de la época del Mariscal López, pinturas, testimonios gráficos y objetos de la vida cotidiana de los pobladores de antaño se guardan en los salones del Museo Municipal Ex Cuartel Militar de Concepción. La emblemática edificación fue restaurada en 1999 y ahora es un atractivo histórico cultural muy visitado por estudiantes locales y extranjeros.

El Museo Municipal Ex Cuartel Militar de Concepción guarda en sus salones sin divisorias colecciones de fotografías de personajes ilustres, armas y municiones de las dos guerras paraguayas, objetos de uso cotidiano, imágenes antiguas de la ciudad, documentos y manuscritos históricos.
En las paredes se observan retratos de los mariscales Francisco Solano López y José Félix Estigarribia, y de militares hijos dilectos de Concepción. Destacado espacio tienen el mayor Alfredo Medina, fallecido trágicamente en 1913; el mayor Lorenzo Medina y el sargento primero Pastor Gamarra Bogado. Estos últimos, héroes del Chaco.


Entre los elementos correspondientes a la guerra contra Bolivia (1932-1935) se pueden ver balas de cañón, espadas, fusiles, caramañolas, cubiertos y uniformes de soldados. Resaltan algunos instrumentos musicales de la banda del célebre Pa’i Pérez.
El armazón de una enorme carreta de la época de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), que habría sido de la caravana de Madame Lynch, llama la atención de los visitantes. En el centro de la rueda lleva grabado en bronce su origen francés.

Las amplias salas del viejo caserón pintado de amarillo tienen pisos de ladrillos y tacuarillas en el techo. Sus ventanales están protegidas por fornidas rejas de hierro forjado. Las galerías frontales y traseras se sostienen con pilares de gruesa madera. Es interesante observar el maderamen del techo que aplica una solución de zapatas encastradas para sostener la divisoria de aguas o caballete.
Frente a la puerta principal se halla un nicho con la Virgen del Rosario, tallada en madera y pintada. Pertenecía a doña Antonia de Jesús Quevedo de Aquino, bisnieta de Concepción Cuevas Quevedo de Mariño. No faltan los baules que eran de las casas pudientes de la villa. Y estribos, correajes y artísticos elementos de montura que recuerdan las antiguas estancias de la zona.

Hay dos pinturas al óleo muy interesantes: una, firmada por Luis Toranzos, que recrea la Casa de la Independencia, y otra, firmada por Jorge Lavand, que representa la Batalla de Boquerón. Este cuadro terminado en 1939 se halla deteriorado y requiere trabajos de restauración.
En otro sector está un retrato fotográfico del francés George Lavand, quien se radicó en Concepción y de ahí partió para alistarse en la Segunda Guerra Mundial. Al lado de su imagen vestido con el uniforme militar francés, cuelga un diploma de Honor al Mérito póstumo que le otorgó el Gobierno de Francia, en setiembre de 1914. Una enorme caja fuerte de hierro macizo de entre 7.000 y 8.000 kilos que pertenecía a la desaparecida Casa Comercial Canale impresiona por su magnitud.
Una verja fúnebre de hierro forjado del siglo XIX, que rodeaba la tumba de doña Candelaria Cabañas y Ampuero, dama de las residentas, se aprecia en otro rincón del atractivo museo concepcionero.

RESEÑA HISTÓRICA DEL MUSEO

El 25 de mayo de 1773, Agustín Fernando de Pinedo dirige la fundación de Concepción e instala el cuartel militar que tuvo a su cargo el fortalecimiento de la presencia española en la zona comprendida entre los ríos Apa, Ypané y Jejuí.
En junio de 1862, el presidente general Francisco Solano López (después Mariscal) inauguró los nuevos edificios del cuartel de la Villa, que ocupaban dos manzanas, considerando las discordias existentes en el Río de la Plata, entre el Paraguay y el Brasil, que presagiaban enfrentamientos.
El coronel Don Francisco Isidoro Resquín (más tarde general), fue el comandante de este cuartel y el 26 de diciembre de 1864 encabezó a los 2.500 hombres que partieron del lugar para recuperar el Mato Grosso, con lo que se inició la guerra con el Brasil y posteriormente contra “La Triple Alianza”.En las mencionadas fuerzas iba el sargento Bernardino Caballero (quien finalmente ascendió a general), quien en 1884, siendo presidente de la República, creó el municipio de la Villa de Concepción.
El edificio, en 1998, fue restaurado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Escuela Taller de Concepción y la Municipalidad local, siendo embajador de España en nuestro país Don Ignacio García Valdecasas; Dionisio Giménez Silva, intendente municipal de Concepción.

Fuente: ABC Color

lunes, 10 de septiembre de 2012

El avance económico de Concepción

Tiene una de las fábricas exportadoras de carne más importantes del país, pero la carne que allí se procesa no se consume en la zona. Estuvo aislada mucho tiempo y hay quienes afirman que todavía lo está. Aunque existe un gran potencial turístico por explotar, las carencias de esta localidad aún son muchas.

Concepción fue un polo de comercialización de toda la zona norte desde donde se surtían las grandes estancias. Desarrolló una actividad comercial importante sobre esta base. Actualmente, no vive solo del Frigorífico Concepción y de la producción ganadera, aunque esta es la actividad privada más importante del lugar. También vive del comercio y del salario proveniente de los entes públicos. Con una economía estable, es una de las pocas capitales departamentales en las que el sistema crediticio está muy fuerte.
Los pequeños productores también mueven la economía de Concepción. Ellos proveen a la capital del país o a las grandes ciudades, como Encarnación o Ciudad del Este, de poroto, fechão, zapallo, sandía, entre otros productos.
La cantidad pluviométrica y las condiciones del suelo hacen que los productos cultivados ingresen al mercado un poco antes que los del resto del país. El rubro principal fue el algodón en un momento y luego fue desplazado por el sésamo. Pero este es uno de los sectores más desprotegidos, ya que no hay política dirigida a la producción. La pequeña agricultura mantiene a 30.000 familias, aproximadamente, según el intendente de Concepción, Alejandro Urbieta.
El sector ganadero en la zona es de punta. A nivel nacional es uno de los departamentos mejor posicionados a nivel de ganado. La instalación del Frigorífico Concepción potenció desde 1998 la economía de la ciudad al dar empleos a más de mil familias. Luego, ninguna otra industria se instaló en el lugar porque no existe la energía de potencia necesaria.
“Con industrias creemos que se van a acabar los problemas de desempleo, subempleo y el EPP en la zona”, afirma Urbieta, esperanzado en una hidroeléctrica que abastezca a la ciudad.
De todo lo que produce el frigorífico, el 95 % es para exportar y el resto queda en el mercado local, pero nada en Concepción, ya que, por acuerdo con los pequeños frigoríficos de la zona, no venden la carne que industrializan en esta ciudad.
En las urbes hay dos asentamientos y ahora un tercero que se está abriendo. Son 45.000 personas las que habitan en la zona urbana.
Hotelería y turismo. En 2010, se instaló el primer hotel 4 estrellas buscando satisfacer la demanda que se da anualmente durante la Expo Norte y también la de empresarios y ejecutivos que llegan a la ciudad para invertir. Además de este establecimiento, existen otros 19 hoteles y cinco hospedajes en el distrito. Pero la gente no quiere ir a hacer turismo en la zona por la influencia del grupo armado EPP y porque los atractivos naturales no pueden ser visitados por la dificultad del acceso.

Grupo Concepción.

Tiene en esta ciudad un frigorífico, curtiembre, fábrica de biodiésel, transportadora, hotel 4 estrellas y una estación de servicios. Todas en funcionamiento, excepto la fábrica de biodiésel. El grupo emplea a 1500 personas en forma directa y a otras 5000 en forma indirecta. Desembolsa USD 1.100.000 en salarios mensualmente. En el frigorífico se estacionan diariamente 1200 motocicletas y emplea a 1360 personas.
58 habitaciones tiene el único hotel 4 estrellas de la ciudad, el Concepción Palace, con precios que van desde G. 440.000 hasta G. 660.000, y tres suites ejecutivas, que cuestan G. 1.100.000. La ocupación llega al 40 % en todo el año. G. 150.000 a G. 250.000. el m2 cuestan los terrenos al contado en la zona urbana. En la zona rural, llegan hasta G. 20 millones la hectárea 1200 animales se faenan por día en Concepción, que pagan el impuesto al faenamiento a la municipalidad, cuyo presupuesto es de G. 20.000 millones más G. 3.000 millones de royalties.

jueves, 31 de mayo de 2012

Navegando en el Rio Paraguay con el Cacique II

La navegación por el río Paraguay nos resulta un escaparate perfecto de sus orillas. 
Lo hacemos a ¡7 km! por hora a bordo del Cacique II rodeados en su interior de cebollas, huevos, papas y tomates, y otras encomiendas que transporta hasta Vallemí, cerca de la frontera con Brasil y a donde llegar en coche se hace difícil, siendo estos barcos casi la única entrada de bienes de primera necesidad, lo cual encarece los precios de los productos en una zona donde la gasolina super está a casi 2 dólares por litro. 


La música brasilera suena insistente en el puente de mando. Suben y bajan barcos por el río: algunos son remolcadores enormes de 300 metros que trasportan hierro y soja; cada poco tiempo se ven botes cerca de las orillas pescando, todo dominado por unas riberas en las que se alternan zonas transformadas en estancias ganaderas, silos y fábricas de cal, con otras de una naturaleza pletórica.
Si no surgen imprevistos se tardan unas 40 horas en hacer el recorrido hasta Concepción, pero esta vez no fue el caso y debido a una avería en el motor nos llevó casi 90 horas, de las cuales la mitad las pasamos junto a una fábrica de cal en Piquete Cue a 20 km de Asunción. Allí conocimos el pequeño pueblo que se ha generado en torno a esta fábrica, junto con otra de curtidos y una más de harina de hueso. 
También allí aprendimos durante el día y medio de reparaciones del Cacique II la técnica local de pesca cerca de la orilla con las consecuentes risas de los que nos observaban, sobre todo cuando al subir un pesado saco de tela deseando que fuese un surubí enorme se nos rompió el sedal en el último momento.
El río está crecido por la últimas lluvias, así que alcanza en algunos tramos algo más de un kilómetro de ancho. El barco va trazando las curvas quedando las orillas muy cerca en algunos momentos, esto hace que nuestro viaje sea más ameno todavía al contemplarlas de cerca con su avifauna y su vegetación de ribera. 
En los alrededor de 300 km de río pudimos observar 51 especies de aves diferentes, innumerables plantas y no somos capaces de imaginar cuántasespecies de peces deben albergar las turbias aguas por las que nos movemos. Lo que sí es seguro es que en 1 hora de pesca por nuestra parte capturamos 4 peces de 3 especies diferentes, de los que dimos buena cuenta por la noche acompañados de una salda frita de verdura como nos recomendaron las mujeres que viajaban con nosotros. 

La imagen que contemplamos es un placer para nuestros ojos y oídos. Disfrutamos cada kilómetro con sus vistas, del rítmico traqueteo del motor que mueve las hamacas y de una naturaleza que va creciendo en espectacularidad a medida que vamos hacia el norte y nos alejamos de los principales núcleos urbanos. Este río promete no dejarnos indiferentes.
Han sido unos días de disfrute de la lentitud y la tranquilidad del río. Los movimientos del barco son suavemente calculados y las conversaciones se suceden con la joven tripulación que no supera los 25 años de media y que posee una vitalidad y energía que hace que, por un sueldo insuficiente -2.000.000 de guaraníes, unos 500 dólares-, trabajen larguísimas jornadas laborales con disponibilidad absoluta, sin casi días libres excepto aquellos en los que el barco está parado sin actividad de carga o descarga, y que produce un gran rendimiento a su dueño a la vista de los 2 contenedores que empujamos y que bajarán llenos de rocas de cal para vender en las fábricas Asunceñas. 
Es Vega, el jefe de máquinas procedente de Vallemí, quien en las guardias nocturnas se acerca siempre a charlar con nosotros y a compartir varias conversaciones entre las que surge la de la poca rentabilidad que consigue con su sueldo por el elevado coste de vida de Paraguay, en el que la renta per cápita está inflada respecto a la realidad, acumulando mucho dinero por parte de muy pocas personas y con muchísimo dinero público desaparecido procedente de las exportaciones, una corrupción generalizada que es el mal del que se queja todo Paraguay.
En medio de muchos kilómetros de ribera con el verde predominio de sus árboles y plantas acuáticas, vemos algún cartel de prohibición de paso bajo la amenaza de aparición de guardias armados en medio del bosque, son grandes zonas de producción en algunas partes del río, explotaciones ganaderas de miles de hectáreas -que hacen de este país uno de los principales exportadores de carne mundiales- a las cuales aparecen adosadas pequeñas casitas de madera junto a las orillas donde habitan sus trabajadores, hay también silos de la maldita soja que no solo quita tierras a sus pobladores -con sus consecuencias sociales y culturales- sino que no deja dinero entre ellos convirtiendo a los pueblos originarios y pequeños agricultores en mendigos desplazados a los principales núcleos urbanos. 
Alguien nos dijo hace poco -que me perdone quien fuese por no recordarlo- que los ríos son las actuales venas abiertas de América Latina por donde se escapa la riqueza que a día de hoy se procude en sus países, y a falta de ver la zona sojera por excelencia que es el oriente paraguayo, nos sumamos a esta afirmación.
Ayer llegamos a Concepción, la capital del norte del país y antiguo puerto estratégico que el jueves celebra 239 años desde su fundación. Vamos conociendo a sus gentes, que como en todo el Paraguay vamos encontrando con un caracter envidiablemente acogedor y haciendo contactos para facilitar el transporte por el río arriba en los próximos días. 
El río nos llevará en nuestra próxima parada hasta un símbolo de la pérdida de la tierra en Paraguay, Puerto Casado, para entregar varias encomiendas y conocer la realidad de un lugar comprado literalmente por la Secta Moon, en el cual sus habitantes luchan por cambiar esta situación y hacer respetar sus derechos.

Fuente: Otramerica.com

sábado, 24 de marzo de 2012

Las cavernas de San Lázaro invitan a pasar diferente

SAN LÁZARO, Dpto. de Concepción. Las cavernas ubicadas en el distrito de San Lázaro en el departamento de Concepción se constituyen en una buena opción para el turismo interno durante la Semana Santa. Además, en la zona se puede disfrutar de la pesca y la playa de los ríos Paraguay y Apa. Más de 50 cavernas llenas de misterio están en el distrito. 


La zona de las cavernas está situada a 170 kilómetros al norte de la ciudad de Concepción y a 14 km al sur del río Apa. Se encuentra frente a la desembocadura del riacho Mosquito, a orillas del río Paraguay y a unos 600 km al norte de Asunción.



En el distrito de San Lázaro están las riquezas calcáreas más importantes del Paraguay, donde se pueden apreciar formaciones subterráneas únicas en Sudamérica, como la Santa Caverna, Risso y Tres Cerros. Se pueden observar numerosos “espeleotemas”, como la pavimentaría (estalactitas).
Otras cavernas son El arpa, La Lengua y Homero. Los nombres se basan en la semejanza de las formaciones con los objetos.
Los turistas pueden hacer el tour con guías especializados, para conocer los atractivos de la zona para que el “espeleoturismo” resulte inolvidable.

Si queda algo de adrenalina después de esos recorridos, pueden dar un paseo por los ríos Paraguay y Apa. Además de disfrutar de las playas, también se puede practicar la pesca.
Una opción interesante es la cueva subacuática denominada “Camba Hopo”, un atractivo muy visitado.
Técnicos de la Seam realizaron el año pasado una expedición a la zona. Constataron lagos internos en la caverna del Cerro Morado, en cuya profundidad de más de 20 metros se guardan restos fósiles de importancia científica.



Fuente: ABC Color

lunes, 8 de agosto de 2011

Vallemí, belleza inigualable


Vallemí.- (ABC) Tal vez su atractivo sean las más de 50 cavernas que hay en la ciudad, o quizás la amabilidad y jovialidad de sus pobladores; puede que sean los exquisitos platos de pescado o la belleza del río Apa. Lo cierto es que quien conoce esta tierra no puede evitar sentir deseos de volver a ella, para sentirse parte de su invaluable riqueza.



 Llegar a la ciudad por vía terrestre no es fácil ni siquiera para el conductor más experimentado. 
Algunas personas se aventuran a tomar al toro por las astas y enfrentan el tramo que une la ciudad de Concepción con Vallemí, en aproximadamente cinco horas de viaje, si el camino lo permite, ya que el tiempo de pasar ese trayecto puede incluso alcanzar las nueve horas, o incluso semanas enteras para quienes quedan con sus vehículos varados, después de días lluviosos. 
   
Pareciera que todo impide que la gente llegue a esta ciudad tan bella, pero la verdad es que sigue habiendo personas que agotan todos los recursos para visitarla. Por ejemplo, llegan con facilidad en avión, quienes tienen suficiente poder adquisitivo, o bien hacen el trayecto de Puerto Casado y pasan en balsa hasta Puerto Vallemí.
Una vez pasado el trayecto, el cuerpo reclama el cansancio de las horas de estar sentado, al menos si el viaje fuese por tierra. Pero apenas pisa suelo vallemiense y es recibido con la sonrisa de un poblador del lugar, que en un abrir y cerrar de ojos sabe que se trata de un turista o visitante, todo comienza a volverse ameno.    
Un plato de milanesa de pescado o un chupín hecho por manos experimentadas hacen olvidar las horas difíciles para llegar hasta la ciudad. Si el clima es propicio, un “pira caldo” devuelve las energías hasta a quien llegó más agotado.    
Con las pilas recargadas, después de un necesario baño de no menos de 20 minutos, la aventura puede comenzar en la caverna conocida como “Cantera 54”, al noreste de Vallemí y al este de San Lázaro. Esta riqueza natural posee más de 15 cavidades profundas y grandes de tierra y en tres de ellas se pueden apreciar las raíces de los árboles incrustadas en las paredes.    
El circuito puede continuar en la “Santa Caverna”, en el primer cerro del lado oeste de los “Tres Cerros”. Lleva esta denominación debido a que en la misma hay una estalagmita de 45 a 50 centímetros que parece la imagen de una virgen.    
La estalagmita es una formación de piedra calcárea que hay en el suelo, producida por gotas de agua que caen de una estalactita, que a su vez es una formación calcárea alargada y puntiaguda que se produce por infiltración de aguas que cuelgan del techo. Ambas son de extrema singularidad.    
La entrada a la caverna de referencia es vertical y se descienden unos metros, es una de las más impresionantes porque posee gigantescas estalactitas de más de seis metros de largo.   
Otra caverna de más fácil acceso, ideal para personas de avanzada edad y para niños, es la denominada “14 de Julio”, que posee una entrada horizontal y un recorrido de 130 metros. Adentro también puede hacerse rappel, con descenso y ascenso.    
Llegada la noche, la cantidad de hospedajes demuestra que el lugar aún no es explotado por un turismo sustentable, que podría generar grandes ingresos para los pobladores. Hay solo unas 50 camas para los visitantes, pero el avance se puede verificar cada año porque en el año 2010 apenas había alrededor de 20 camas.    
En dos años más, cuando se termine de construir la ruta Vallemí-Concepción, sin duda la oferta hotelera crecerá drásticamente, ya que el acceso a la ciudad será más fácil y traerá a turistas de todo el país y el mundo y, claro, los inversionistas no dejarán de aprovechar esta situación ventajosa.    
La planta de la Industria Nacional del Cemento (INC) es otra parada obligatoria, no porque se trate de tecnología de punta, sino porque sigue siendo la única cementera del país y es una de las fuentes principales de ingreso para los vallemienses.    
En el área histórica y cultural se podrían visitar los barrios Francia Kue, Tacho Kue y Guardia Kue, donde soldados de la Guerra de la Triple Alianza estuvieron asentados.    
Esta ciudad, rica en sus aspectos natural, humano, cultural e histórico, puede ofrecer también turismo ecológico y de aventura en las playas del río Apa, donde se puede hacer cabotaje, buceo, paseos y también pesca deportiva.
Un recorrido por el Apa es el tranquilizante natural para dejar de lado el estrés de las ciudades congestionadas. Es un “stop” al trajín diario, para disfrutar de la fauna y flora que hay en el lugar.
Vallemí es, en fin, un lugar que todo paraguayo debería  conocer, un sitio encantado imposible de no valorar. 

HOTELES EN CONCEPCION PARAGUAY

HOTEL FRANCES
Pte. Franco y Carlos A. López
Teléfonos: 595(331)242383 / 242750 / 242600

HOTEL PUERTO SEGURO
Calle Pte. Franco y Juan B. Otaño.
Teléf.: 595 331 241895 / 6.

CONCEPCIÓN PALACE HOTEL
Mcal. López 399 esq. Eugenio A. Garay
Tel: 595 331 241858

HOTEL CENTER
Pte. Franco e/Yegros.
Tel. 595 331 242360

HOTEL VICTORIA
Pdte. Franco esq. P. J. Caballero
Tel. 595 331 242256 – 242826

HOTEL CONCEPCION
Don Bosco c/ Prof. Cabral
Tel. 595 0331 242360

HOTEL FLAMINGO
Sobre Ruta V Km. 1 y ½
Tel. 595 0331 241211