lunes, 14 de diciembre de 2009

FERROCARRILES DEL NORTE


El 25 de agosto de 1909, se sanciono la ley de concesión para construir y explotar un ferrocarril de trocha angosta, que partiendo de la Ciudad de Concepción cruzara el pueblo de Belén hasta Horqueta.
Concepción, tras haber sido arrasada durante la guerra de la triple alianza, vivió un periodo de florecimiento económico que fue desde 1880 a 1915. En esos treinta y cinco años, de la mano de maestros europeos, transformo su perfil urbanístico social y cultural, como así también las comunicaciones mediante el ferrocarril.
El 25 de julio de 1915 se amplia la concesión, para construir una nueva línea que partiría de Horqueta como prolongación del primer tramo. El proyecto total era una vía férrea desde Concepción hasta Pedro J. Caballero con un ramal a Bella Vista.
La concesión en forma exclusiva se otorgo por espacio de cuarenta años a la firma Carlos Casado S.A. Ltda., y entre las muchas cláusulas de ese contrato, resalta la numero 35, donde se menciona que dicho tren debería tener un vagón
postal y que el transporte de correspondencias seria sin costo para el correo de las localidades por donde pase este tren.
Hay que resaltar que en esta guerra, también tuvo participación el ferrocarril a través del Ferrocarriles del Norte (Concepción) que durante los años 1932 a 1935, en defensa de la patria, recorrieron sus trenes 276,480 kms., transportando 243.621 oficiales, tropas y prisioneros, como así también 2.408 camiones. Para ello se dio movimiento a 25.794 vagones. La colaboración prestada en todo momento por Don José Casado Sastre (propietario de la empresa) dio lugar al más honroso reconocimiento del entonces Coronel Don José Felix Estigarribia, que en carta del 5 de julio de 1933 le obsequia el primer fusil boliviano tomado en Boquerón el día 9 de setiembre de 1932.
Más adelante se sintieron los primeros golpes de la competencia camionera, relacionada en parte a la Guerra, puesto que prisioneros bolivianos fueron puestos a trabajar en la construcción de caminos ruteros.

miércoles, 22 de julio de 2009

Anécdota del ex presidente Manuel Franco en su infancia


Existen algunas anécdotas de la vida de Manuel Franco, concepcionero y que fuera presidente de la Republica.

Una de ellas siendo Manuel ya mocetón, con la canasta a cuesta cargada de comestibles para su venta en el mercado, algunos jovencitos se burlaban de el en la calle, incluso corrían para pegarle en su trayecto desde su casa a la Plaza Carreta como se le denominaba en ese entonces al mercado municipal actual. La madre una vez informada por el hecho por los vecinos, busco un dialogo cordial con los “intrusos” groseros, diciéndoles: “koa ko presidente de la republica-ra hina, anina pe puka che membyre” (es sera presidente por favor no se rian de el”.

Se cuenta también que Manuel visitaba el Cuartel de San Francisco que estaba ubicado frente a la Plaza de la Libertad, lugar cercano del domicilio de la madre, entonces el tenia 6 a 7 años. El cuartel ocupaba dos manzanas, que luego fue alquilado y vendido por el estado para hacer frente a las deudas.

miércoles, 8 de abril de 2009

Concepción 1947: Un concepto anacrónico de la historia


Dr. Pedro Gamarra Doldán -Investigador (ABC)
El autor de esta nota analiza el libro Concepción 1947, de Washington Ashwell, y concluye que la disciplina histórica no debe tener banderías políticas.

El 23 de octubre de 1931, un numeroso grupo de estudiantes (secundarios y universitarios), azuzados de antes por la prensa y los políticos de oposición, violentaron sitios públicos y privados, un ministerio, y luego fueron al Palacio Nacional (hoy de Gobierno o de López), de cuya consecuencia ocurrió una balacera. Razones habría por ambos lados. Años después, el gran internacionalista Juan Stefanich escribió un libro dando la versión de los febreristas. Al paso de los años, el Dr. Efraím Cardozo, el gran historiador y maestro, dio la versión liberal. Poco después el colorado fundamentalista Enrique Volta Gaona hizo lo propio, por su lado partidario. A ellos se sumaron otros de menor valía.

Creer que la historia fue hecha solo para retrotraerse a otros momentos, o que podría escribirse sólo con intenciones de defenderse, o para exponer simpatías por tal persona, o tal partido, constituyen un anacronismo de la historia, una vejación de ella.

El historiador al hacer historia, es decir, escribir y luego publicar una obra, debe ser cientista, profesional y despojado de fanatismo. Lo otro le haría una falsedad o una desvirtuación de la filosofía histórica.

Los hechos de 1947

Hace 62 años, en Concepción, un grupo de militares, institucionalistas, civilistas, que luego recibieron el apoyo de febreristas, liberales y comunistas, decidieron alzarse contra el grotesco Gobierno del Gral. Higinio Morínigo Martínez.

Toda la obra humana tiene su base, y ello arranca cuando el 7 de setiembre de 1940 falleció, en accidente de aviación, el aún entonces Gral. Estigarribia. Morínigo era ministro. Los que lo conocieron de cerca nunca lo vieron en el frente, en los combates en el Chaco, sino ganando galones con sus chistes en el Comando del Ejército.

Al morir Estigarribia, no fue el Consejo de Ministros el que nombró un Presidente provisorio, sino que los comandantes de las grandes unidades militares, citados por el ministro de Interior, Morínigo, al no haber consenso, resuelven por un medio burdo quién sería el Presidente provisorio. Ganó, en esa justa de bromas, Morínigo.

Se apoyó inicialmente en los tiempistas, un grupo muy bueno de intelectuales, como: Carlos Andrada, Carlos A. Pedretti, Carlos Quinto Balmelli, Carlos Mersán, Mario Luis Balmelli, Luis A. Argaña, etcétera. Morínigo apartó a militares simpatizantes del liberalismo o del febrerismo del Ejército. Y juega en política exterior a que la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se defina. Rompe relaciones, en 1942, con Italia, Alemania y Japón, por consenso latinoamericano. Declaró la guerra a Alemania y Japón, en 1945, con la guerra ya decidida, para poder ingresar a las Naciones Unidas y hacer la confiscación de bienes de esos países, declarados patrimonio del enemigo.

Al interior del país, no admitió la actuación de los partidos políticos. Disolvió, en 1942, al Partido Liberal. Quiso crear un partido que lo sostuviera, hecho en el que no tuvo éxito.

En junio de 1946, terminada la guerra, la Caballería se sublevó contra su comandante, el Gral. Victoriano Benítez Vera. La caída del espadón del régimen provoca, pese a Morínigo, una forzada apertura democrática. Se conforma un trípode de ministros: militares, colorados y febreristas. Los liberales volvieron a ser legalizados. Regresaron al país los dirigentes comunistas.

Pero Morínigo, desde luego, no se hallaba conforme. En 1943, cuando se debió llamar a elecciones, él llamó a votación, y por supuesto era el único candidato. Su mandato se extendió hasta 1948, y ahora se quería convocar a una Constituyente para elaborar una Constitución, y luego elegir a un nuevo presidente.

A comienzos de enero de 1947, obrando con poca inteligencia, los febreristas renunciaron a sus carteras y solicitaron que solo la nueva camada de militares convoque a la Constituyente. Debían salir, por supuesto, los colorados. El 11 de enero de 1947, día de su cumpleaños, Morínigo cita a la residencia presidencial a los altos mandos militares, quienes estuvieron de acuerdo, salvo propiamente uno solo, el Gral. Rogelio Benítez, jefe de Policía. Al acordarse ello, todos retornaron aparentemente tranquilos a sus hogares; pero, al día siguiente, ese jefe militar Benítez, con el apoyo de los grupos pro fascistas, que existen siempre en el ejército, hizo lo contrario. No hay que olvidar que durante la Segunda Guerra Mundial los grupos pro aliados se reunían en la Société La France (Yegros y Pdte. Franco), y al salir, reunión tras reunión, todos eran llevados a la Policía. A pedido del Cnel. Benítez, Morínigo acepta que Asunción sea ocupada por la Policía y el Ejército de tendencia retrógrada. Son detenidos los generales Machuca y Pampliega, tenidos por enemigos de esa acción. Liberales, febreristas y comunistas apenas pudieron refugiarse en embajadas.

Por supuesto, no hubo amago ni promesa de convocar a una Constituyente. En marzo de 1947, un grupo de febreristas trató de apoderarse de la Policía, y fracasó. Al día siguiente, las unidades militares de Concepción y luego del Chaco, institucionalistas y civilistas, se sublevan, exigiendo la convocación de la Asamblea Constituyente, entre otros razonables pedimentos. La respuesta del Gobierno fue ganar tiempo, sin aceptar lo solicitado. A Concepción fueron llegando algunos febreristas, liberales y comunistas.

"La Voz de la Libertad", la emisión radial de estos militares en Concepción, en donde se oía la voz de muchos comunistas, provocó el alejamiento de Argentina, Brasil y EEUU (ya se estaba en la guerra fría).

La revolución, luego de 120 días, en medio de presiones indecibles en Asunción e interior contra simpatizantes o eventuales adherentes a la causa, llega hasta las puertas de la Capital.

La revolución fue derrotada a las puertas de Asunción. Con gallardía. No fue igual en Villeta, donde los civilistas, derrotados ya, al cruzar el río fueron ametrallados por las fuerzas retrógradas triunfantes. Entre ellos se fue el Cap. Juan Martincich, héroe de cien batallas, a quien a su muerte Hérib Campos Cervera le dedicó uno de sus mejores poemas.

Lo que vino después ya se sabe: primero militares y colorados, y poco después Stroessner, con todo el horror que en mayor dimensión de allí vino.

El libro de Washington Ashwell

El Dr. Washington Ashwell publicó hace pocos meses la reedición del libro Concepción 1947, donde repite errores de conceptos y falta de profesionalismo. Escribe una historia colorada, derechista de triunfos, y lo hace como si aún sintiera esa pólvora triste que rodeaba a civilistas e incivilistas. Llama "leales" a los que rodeaban a Morínigo y su entorno. Los otros, se lee bien entre líneas, eran los malos paraguayos. Claro que Ashwell tuvo su premio. Desde allí gozó de cargos públicos y de funciones en organismos internacionales, como fue el mismo caso de otros mencionados que él cita y delata en su volumen.

Este tipo de libros, como el citado, no deberían existir. A veces uno piensa que los años amansan las pasiones, que no es el caso. La vera historia no tiene banderías políticas; debe ser eso: verídica, científica. Lo que ocurrió en nuestro país, desde 1947, no motivó la expulsión de los malos colorados, como Stroessner y su grupo, aun caídos del Gobierno. Nunca hubo un mea culpa del Partido Colorado, ni de Ashwell, quien cubre con un manto de olvido ese episodio. Traerlo al tapete, y decir con orgullo que fuimos los vencedores (como él hace), es inmaduro y mendaz; y peor que ello: es ahistórico.

La historia del Paraguay está escrita a medias. Mientras los hacedores de la misma se afanen en escribir solo para sectores, o para justificar gruesos errores, no haremos otra cosa que escribir a medias, o para justificaciones personales. El historiador, al momento de escribir, debe pedir permiso a su partido y recurrir solo al análisis despojado de banderías; y tener aún la valentía final del intelectual, de no pretender que toda su vida o su obra transiten por el camino acertado. Desde el 13 de enero de 1947, y más aún desde Concepción --marzo de 1947--, el Paraguay camina hacia el Gólgota. El Dr. Ashwell, claramente, no es el Nazareno.

Libros de menor enjundia se han escrito sobre el tema, pero estas personas ignoraron LA HISTORIA y el compromiso con ella, para transmitir una historia desde sus personas o sus partidos.

Por suerte, hace pocos años, el Dr. Miguel Ángel Pangrazio, en el tomo II de su Historia Política del Paraguay, da una versión objetiva y casi inobjetable de lo que allí ocurrió antes, durante y después de esa Concepción de 1947. El Dr. Pangrazio, colorado, pero ético, encaró el tema profesionalmente, y nos enseñó que el escritor, el hombre de cultura, al momento de enseñar --por el mejor medio: el escrito--, debe despojarse de banderías o partidos políticos. Pero lastimosamente el ejemplo, como el dicho, es infrecuente.

jueves, 22 de enero de 2009

DON ZACARIAS NACIMENTO

Este señor, que era bien negro o “preto”, era de origen africano, proveniente de Cuiaba (Brasil), donde el decía haber nacido, nunca quiso contar del porque y como vino a parar a Concepción. Corría la versión de que allá habría matado a alguien y entonces fue que vino corriendo hacia estos lares.

El era asiduo del Café Europa, pero en la casa de dos pisos que fuera de don Blas Aquino, en Iturbe y Mcal. López y donde a fines del siglo XIX se tenia la primera escuela Normal, todas las noches estaba don Zacarías sentado en la esquina con los dueños del Café y otros clientes del aperitivo, pero el jamás tomo una sola bebida alcohólica, pero para contar sus anécdotas del Cuiaba siempre se paraba y se acercaba a quien se dirigía.

En una de esas, otro personaje conocido y asiduo del “Café Europa” era el tal “Leparó”, este señor en una ocasión, cuando Zacarías retrocedía para sentarse en su silla, la retiró bruscamente sin que se percatara y fue el piso. En medio de la risa y con una rabia sin nombre le corrió a lo largo de dos cuadras para pegarle, pero no pudo alcanzarlo. A principios del 41, Zacarías paso a vivir en el deposito del Café.

Tenia una cama tramado con cuerdas de vacapí que el mismo lo hizo; como así también construía unas silletas muy cómodas, en X, plegadizas, pero sin desprenderse la madera, o sea de una sola pieza maciza, era verdaderamente ingenioso, comía de la comida del Café, pero su delirio era el famoso “Kururu” que a diario lo hacia con el pan y el azúcar que le proveían y que dejaba desleír en agua hasta formar una pasta.

En la década del 50 le pidió don Jorge Sebastián Miranda para que fuera a vivir como cuidador en una dependencia de la antigua mansión de don José Canale y allá por el año 56 o 57 se enfermó drásticamente, no pudiendo realizar mas actividades físicas, pues estaba con problemas cardiacos y un buen día se desplomó muerto en la vereda, de un infarto probable.

El dueño del Café Europa el Sr. Ruso le pone un cajón y se le entierra en el cementerio local, y así se fue, sin que jamás haya pedido limosna, pero si trabajando honradamente, por lo que era muy apreciado por familias las que solicitaban su servicios responsables e ingeniosos.

domingo, 18 de enero de 2009

Recordando el ayer concepcionero.

Ovidio Rubén Maldonado

Los Maldonado posando juntos con la casaca de la selección de Concepción: Luis Alberto y Ovidio Rubén Maldonado, excelentes basquetbolistas que brillaron en su época.







Nació en la ciudad de Concepción, el 19 de agosto de 1954. Está casado con Miriam Gómez Cabral. Hijo: Juan Gabriel. Nombre de los padres: Ovidio Raimundo y María Josefina.

Inicio: "Empecé a jugar fútbol en el Sportivo Obrero, en 1971, y lo hice hasta el ’73, luego gusté del básquetbol y me lancé con todo", historia.

Básquetbol: Club San José (inferiores 1969). Otros clubes: Independencia de Concepción (1970 al ’80). En el exterior: Juventud de Resistencia Argentina. "Fui ahí para estudiar (Ingeniería Hidráulica) y aproveché para jugar (1976 al ’80)".

Selección: Minibásquetbol 1969 y mayores (1971, ’73, ’75, ’76, ’77, ’78, ’79 y ’80).

Títulos: Minibásquetbol (1971, ’73, ’75, ’76 y ’80). Juvenil 1973, jugado en Luque.

Característica: Uno de los grandes exponentes del baloncesto concepcionero. Gran pivot. Estatura: 1,83 Peso: 76 kilos.

Actualidad: "Estoy ejerciendo la profesión en forma independiente. Estuve por Yacyretá, vertedero de Añá Cua. Voy y vengo de Ciudad del Este, donde también tengo mi oficina", afirma.

¿Desde cuándo por Asunción?: "Desde el año 1980, cuando terminé mis estudios".

¿Tu mejor momento deportivo?: "Fueron en los años 1973, ’75, ’76, ’77 y hasta el ’80", recuerda.
¿Un partido memorable?: "El título logrado en Encarnación, para conseguir el bicampeonato, y en Amambay, en el ’76, cuando ganamos por un simple", puntualiza.

¿Un promedio de cuántos tantos por partido?: "Como 18 tantos, más o menos".

¿Alguna lesión de riesgo?: "En esa época las lesiones consistían en los tobillos, por el campo de juego duro y porque usábamos el famoso ‘champión’ chino, ya que prácticamente no existía algo mejor. Luego empecé a utilizar con caño largo y en parte solucioné el problema de los tobillos", afirma.

¿Qué pensás del básquetbol actual?: "Está teniendo un buen nivel y se está renovando en muchos aspectos".

Los entrenamientos de antes, ¿cómo lo hacían?: "Recuerdo que con la selección empezábamos a entrenar en el mes de diciembre y no parábamos hasta el inicio de los campeonatos nacionales, que se jugaban en el mes de febrero, y nos concentrábamos un mes antes. Era sacrificado, pero agradable para nosotros, porque queríamos jugar y demostrar el nivel que teníamos en el equipo", enfatiza. Y la selección de básquetbol de Concepción dio muestra de que era grande entonces y ganaron muchos nacionales, en masculino y femenino. "Y también buenos amigos, donde surgió una camada maravillosa, conformada por Diego Larriera, Romildo Araújo, Beto Espínola, Víctor Centurión, "Monchi" Lezcano y otros", recuerda.

Y Ovidio Maldonado, junto a estos grandes nombrados en que resalta el fenomenal "fantasma" Larriera, quien en una nota dijo de él (Maldonado): "Nunca vi un pivot como él; fue lo mejor que conocí"; que fue corroborado con el tiempo teniendo Concepción notables jugadores de baloncesto que brillaron con luces propias.

Un pivot concepcionero brillante y de rica historia

Seleccionado concepcionero en Encarnación (bicampeón en 1973). Parados (de izq. a der.): Luis Maldonado, Angtero Montiel, Lucho García (+), Rubén Araújo, Koki González, Benicio Larriera, Víctor Centurión, Neni Parodi (asistente técnico) y Edgar "Polo" Cordero. En cuclillas: Ovidio Maldonado, Juan Fretes, Adalberto Espínola, Diego Larriera y Eladio Arce


Concepción: cuánta historia encierra esta ciudad que es bañada por las inacabables aguas del caudaloso río Paraguay, que pasa serpenteando, brillante y límpido como su rica historia.

Cuna de grandes estrellas deportivas, donde hoy resaltamos el básquetbol masculino y femenino: Las supercampeonas nacionales, entre las que podemos citar a Mirtha y Blanca Ovelar (Ex ministra de Educación) como abanderada, entre otras, y en masculino, los Larriera, especialmente el fenomenal "Fantasma", u Ovidio Maldonado (nuestro entrevistado), o un "Bambi" Lezcano, Beto Espínola o Napoleón Villalba, entre otros, que le dieron tantas alegrías al pueblo concepcionero. Concepción tiene escrita una exuberante y rica historia; allá en el norte, aunque un poco lejana, nos brinda este precioso pasado deportivo.

Para Ovidio Maldonado no todo fue fácil, como en todas las cosas de la vida, llevar la carga de la vida sobre los hombros, sin echar torcer el brazo; practicar deporte (que es tan bueno hacerlo, cuando se es sano) y estudiar. Tras estas dos metas, se lanzó en sus primeros años jóvenes.


Lo del fútbol duró poco, por el tiempo que sobrelleva practicarlo: "Lo hacía de 6 en el mediocampo y no era tan malo", comenta sonriendo Maldonado. Pero el básquetbol era más atractivo para los deportistas concepcioneros, acostumbrados a ganar sendos nacionales en ambas ramas. "Y decidí dedicarme por completo a este deporte", afirma.

Estaban echadas las bases y los triunfos empezaron a llegar. Primero en minibásquetbol y luego en mayores. Y en su larga carrera apuntamos 8 títulos de mayores, entre los años 1971 y ’80. Ya no era un sueño triunfar, "sino una realidad", puntualiza.

Empezó a afianzarse en el puesto de pivot, pasando a ser uno de los grandes exponentes en ese puesto. "Yo pienso que todo nos salió bien, porque practicábamos como profesionales y estábamos motivados para darle ese alegrón que fue numeroso a nuestra gente; a familiares, amigos y directivos que siempre confiaron en nosotros", enfatiza.

Y el básquetbol (en ambas ramas), le dio una gran fama a los norteños concepcioneros, quienes ayer y hoy estarán orgullosos de todas estas proezas deportivas; en la que todavía estarán recordando las apariciones "fantasmales" del gran Larriera, la calidad rebotera y encestadora de Ovidio Maldonado, acompañado por otros grandes que hoy son un mito inolvidable para los concepcioneros.
Seleccionado de Concepción (campeón 1975, en Concepción). Parados de (izq. a der.): Beto Espínola, Napoleón Villalba, Rubén Araújo, Ovidio Maldonado y Diego Larriera.






EL ADIOS DE UN GRANDE

"En el año 1980 decidí alejarme de la marca, los dobles y los duros entrenamientos. Vine a radicarme en Asunción para ejercer mi profesión (ingeniero Hidráulico) y quedarme aquí; formar mi familia e iniciar una nueva etapa en mi vida", puntualiza.

Y todo pasaba a ser recuerdos imborrables de los años jóvenes, llenos de vitalidad y deseo de sobresalir en el deporte. Ovidio Maldonado lo consiguió como muchos otros y otras concepcioneras que rompieron el molde de pueblo y se agigantaron con el básquetbol, llenando de felicidad y alegría al pueblo del norte.

No olvida el título logrado en Encarnación, cuando consiguieron el bicampeonato. Y quizás otros más, porque fueron muchos y lo consiguieron con sacrificio y calidad deportiva humana.

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