Fue el centro de abastecimientos y de operaciones de Unidades importantes enemigas y luego del orgulloso Cuerpo de Caballería del coronel David Toro Ruiloba compuesto por 14.000 soldados y que castigaban permanente y duramente a las raleadas fuerzas del II. C. E. paraguayo de apenas 3500 hombres. A comienzos de diciembre de aquel año, la situación es fácil de comprender.
Los bolivianos eran tan abrumadoramente superiores que podía aniquilar al II. C. E. haciendo una cuña dividiría en dos al Ejército Nacional, situación que produciría un cambio total en la situación de las operaciones militares y dando un vuelco total a favor de las arreas bolivianas. Resultaba urgentísimo desbaratar el inicio mismo del ataque enemigo, impedir que Toro ataque sorprendiéndolo con un ataque fulminante y tomar sus pozos donde bebían toda aquella cantidad enorme de gente.
Sin dudas, fue una de las batallas más importantes de la guerra por sus resultados catastróficos para el Ejército Boliviano. Sus principales actores fueron el general José Félix Estigarribia, el comandante del II. C. E coronel Rafael Franco y el comandante de la VIII D. I. Teniente Coronel Eugenio A. Garay. (R. S. Z. ).
"El día 21 partí para Siracusa, donde deseaba entrevistarme con los comandantes del Segundo Cuerpo de Ejército y el comandante de la VIII. D. I., a fin de darles personalmente instrucciones precisas sobre el plan que yo había resultado poner en ejecución. Me encontré con ellos en un punto situado a nadie distancia entre Siracusa y La Faye. Después de imponerles, en una sencilla ceremonia, la Cruz del Chaco, en mérito de los grandes esfuerzos ultimadamente realizados, ordené que la Octava División marchara sobre Yrendagüé con la intención de privar al enemigo de la única fuente de agua con que contaba. Fuera del Parapití y de Carandayty quedaría igualmente descartada el agua de Carandayty, ya que habríamos cerrado el camino que lleva a dicho lugar. (Estigarribia. "Memorias". Págs.330/331).
Rafael Franco en sus memorias afirma que efectivamente la conferencia tuvo lugar en aquel lugar donde Estigarribia expuso detalladamente el operativo, solo faltaban las últimas órdenes. El Coronel después general en 1938, Juan B. Ayala en su obra ya citada, dice: "La presión de la Caballería de Toro continuaba implacable. El II. C. E. de Franco se retiraba combatiendo paso a paso (...) En el norte sobre el camino Parapití. 27 de Noviembre, el R. I. 14 "Cerro Corá", (Juan Martincich) de 700 hombres se retiraba hacia el este, esquivando maniobras y rompiendo cercos a granada de mano acosado por el Segundo Cuerpo de Ejército boliviano.
"El día 21 partí para Siracusa, donde deseaba entrevistarme con los comandantes del Segundo Cuerpo de Ejército y el comandante de la VIII. D. I., a fin de darles personalmente instrucciones precisas sobre el plan que yo había resultado poner en ejecución. Me encontré con ellos en un punto situado a nadie distancia entre Siracusa y La Faye. Después de imponerles, en una sencilla ceremonia, la Cruz del Chaco, en mérito de los grandes esfuerzos ultimadamente realizados, ordené que la Octava División marchara sobre Yrendagüé con la intención de privar al enemigo de la única fuente de agua con que contaba. Fuera del Parapití y de Carandayty quedaría igualmente descartada el agua de Carandayty, ya que habríamos cerrado el camino que lleva a dicho lugar. (Estigarribia. "Memorias". Págs.330/331).
Rafael Franco en sus memorias afirma que efectivamente la conferencia tuvo lugar en aquel lugar donde Estigarribia expuso detalladamente el operativo, solo faltaban las últimas órdenes. El Coronel después general en 1938, Juan B. Ayala en su obra ya citada, dice: "La presión de la Caballería de Toro continuaba implacable. El II. C. E. de Franco se retiraba combatiendo paso a paso (...) En el norte sobre el camino Parapití. 27 de Noviembre, el R. I. 14 "Cerro Corá", (Juan Martincich) de 700 hombres se retiraba hacia el este, esquivando maniobras y rompiendo cercos a granada de mano acosado por el Segundo Cuerpo de Ejército boliviano.
El ejército Boliviano asumía en setiembre y octubre de 1934 una actitud ofensiva en todo el teatro de operaciones. El Segundo Cuerpo se retiraba hacia el este combatiendo contra sus poderosos enemigos: el Primer Cuerpo era también atacado por el Cuerpo de Reserva Boliviano. La intención boliviana era una ofensiva de basta envergadura, cuyos lineamientos generales eran: Destruir nuestro Primer y Segundo Cuerpos y reunir los Cuerpos de Reserva y Caballería de Toro en una potente masa de 20.000 hombres en la zona de Garrapatal para accionar con todo su peso sobre Camacho, en combinación con el Segundo Cuerpo, que debía accionar partiendo de Ravelo- Ingavi por Pitiantuta al kilómetros 160 del Ferrocarril Casado. Se esperaba la destrucción del Primer Cuerpo Paraguayo en Cañada El Carmen a breve plazo.
Del lado paraguayo la situación general era apremiante en grado sumo: En el Norte el Regimiento "Cerro Corá", extenuado y semideshecho se replegaba a Ingavi en penosa marcha, sin agua, sin nafta para sus camiones en busca del río Timané. El Segundo Cuerpo al mando de Franco hacía frente con sus 3000 hombres en último estado de agotamiento a los 14.0000 hombres de Caballería del coronel Toro, y después de esquivar nuevo cerco en Yrendagüé, se retiraba penosamente abandonando sucesivamente Yrendagüé, Loma Vistosa y Picuiba con pérdida de bastante material. El 12 de noviembre defendía ya sus pozos de agua salda de La Faye". (Juan B. Ayala. "Las batallas...").
El Primer Cuerpo aprovechando una situación favorable, pasa a la ofensiva y destruye totalmente el Cuerpo de Reserva enemigo en El Carmen cayendo prisionero su Comandante, su Estado Mayor, toda la oficialidad y más de 7000 hombres con todo el material. El Tercer Cuerpo en esos mismos días tomó el fortín Ballivián con 400 prisioneros. Despejado el peligro en el lado oeste, el Segundo Cuerpo fue reforzado con la VIII, D. I. y con un Regimiento de Zapadores. (Sobre estos datos: Félix Estigarribia, Juan B. Ayala, Rafael Franco y Lorenzo Medina).
Aclaración del autor: La Octava División de Infantería pertenecía al Segundo Cuerpo de Ejército. Fue solicitado a fin de reforzar la maniobra de El Carmen, al final de ésta batalla, fue reintegrada al Segundo Cuerpo.
En estas circunstancias y a pesar del agotamiento de sus tropas, Franco decide pasar a la ofensiva con sus ahora, 6000 hombres. La idea de Franco era que el orgulloso Cuerpo de Caballería de Toro se le podía aplicar otro golpe similar al de El Carmen. La operación consistía en llevar un ataque sorpresivo y fulminante sobre los pozos de Yrendagüé, cuya posesión por nuestras tropas significaría el desmoronamiento inmediato de todo el dispositivo enemigo. Pero, de adelantarse Toro en su ofensiva qué se esperaba de un momento a otro, sería casi imposible de frenarlo, avanzaría con grandes riesgos para las fuerzas paraguayas sobre puntos neurálgicos de nuestra retaguardia creando enormes dificultades, impredecibles y quizás irreparables.
En todos los sectores paraguayos se palpitaba y se esperaba una inminente gran ofensiva boliviana, que de tener éxito, encerraría a las tres cuartas partes del Ejército Paraguayo pues, después de liquidar al Segundo Cuerpo, Toro se lanzaría sobre la retaguardia del I y III C.E.. Plan perfectamente realizable con 14.000 hombres, bien equipados, alimentados y sobre todo con una alta moral. Tal era la situación del Ejército Nacional en aquellos meses. El 4 de diciembre de diciembre de 1934, con los primeros rayos del sol, Rafael Franco visitó en su carpa al comandante de la VIII. D. I., su antiguo amigo el Teniente Coronel Eugenio A. Garay. Franco no viajó en su automóvil Ford, modelo 1928, para hacer una visita de cortesía, estaba decidido a adelantarse a Toro que quizás en días u horas lanzaría su gran ofensiva.
Deseamos dejar el relato, bien detallado, de esta crucial batalla a uno de sus principales protagonistas, el mayor Lorenzo Medina. Su relato está al alcance de los que somos neófitos en la ciencia militar, está al alcance de nuestra capacidad receptiva, nos satisface plenamente y al concluir su lectura nos impresionamos con la vibración de haber sido partícipes de una de las hazañas más renombradas de la guerra del Chaco. (R. S. Z.).
Pero, el inicio de aquella entrevista memorable, lo encontramos en las "Memorias Militares" de Franco: "Visité al Comandante de la VIII. D. I. en su carpa en consideración de su edad, por eso no lo hice venir a la reunión de Comandos que tuvimos en Siracusa. No lo consulté como dijeron algunos "historiadores", conferencistas de retaguardia o estrategas de café que pululaban en la post guerra (...) Por consiguiente, como Comandante del II C. E. nada tenía que consultarle, pues era mi subordinado.
Pero, el inicio de aquella entrevista memorable, lo encontramos en las "Memorias Militares" de Franco: "Visité al Comandante de la VIII. D. I. en su carpa en consideración de su edad, por eso no lo hice venir a la reunión de Comandos que tuvimos en Siracusa. No lo consulté como dijeron algunos "historiadores", conferencistas de retaguardia o estrategas de café que pululaban en la post guerra (...) Por consiguiente, como Comandante del II C. E. nada tenía que consultarle, pues era mi subordinado.
En consecuencia le entregué en propias manos la Orden de Operaciones N° 97 dictada el día anterior y que correspondía a su División, ya para el ataque y que reza lo siguiente (...) Por ser netamente profesional esta Orden, omitimos su inclusión. Sintetizando dicha Orden la VIII. D. I. partiría el 5 de diciembre a las 1 horas y llegaría a Yrendagüé el día 7 después de cubrir 60 kilómetros en un camino inhóspito bajo un sol implacable. Leyendo entre líneas la Orden N° 97 tenía ésta terrible realidad: LLEGAR CON LAS ÚLTIMAS GOTAS DE AGUA A YRENDAGÜÉ, TOMAR EL FORTÍN O MORIR EN EL EMPEÑO, PUES NO HABRÍA AGUA PARA RETORNAR".
Autor: ROBERTO SIENRA ZAVALA
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