En 1950 viajamos todos los bachilleres de nuestro grupo a la Capital en pos de una carrera universitaria: Dr. Carlos Manuel Paradeda Quevedo (+) médico cirujano; Dr. Germán Esquivel (+) médico cirujano: Dr. Alfonso Sánchez Angot (+) médico cirujano; Dr. Pedro Domingo Ruso Skurich, médico cirujano; Dr. Isidro Martínez Páez, médico cirujano; Dr. Luis a. Torres Salinas, médico cirujano; Fermín Miranda Montes de Oca, fallecido siendo estudiante de medicina del 3er. curso; Dr. Lázaro Quevedo Cabañas, odontólogo y Jorge Sebastián Miranda Montes de Oca, escribano público. Fue en marzo y vale la pena recordar de paso que todos, a más de 10 compañeras, cuando fuimos al Ministerio de Educación a reclamar nuestros títulos de Bachiller en Ciencias y letras para poder inscribirnos en las respectivas Facultades, se nos ha maltratado con improperios y que no se nos daría los títulos porque todos proveníamos de una ciudad rebelde y todos éramos revolucionarios execrables. Recién en junio pudimos conseguirlos y mientras, gracias a la bondad y buen sentido de comprensión, el Secretario de la Facultad de Medicina nos inscribió provisoriamente.
Ya estábamos cursando el 3er. curso de la Facultad, en una pensión del concepcionero Sr. Arístides Maldonado Boselli, en marzo de 1953. Siempre dialogábamos con el Sr. Maldonado y comentábamos todos los pasajes de la Revolución por nuestra querida ciudad y este señor, desde el amanecer y hasta la noche tenía encendida la radio Comuneros, hasta que, un año más tarde, en marzo de 1954 nos llama apresuradamente el Sr. Maldonado y nos dice: Vengan rápido a escuchar la radio que enseguida hablará Pedro J. Carlés, a quien siempre lo estamos recordando y al rato lo anunciaba el propietario de la radio, el Sr. Juan Bernabé que ya estaba ante los micrófonos el Sr. Carlés y éste dijo, textualmente: "Estimados amigos oyentes de Z.P.9 Radio Comuneros, hace tres años que por esta misma emisora anuncié al pueblo paraguayo que viajaba a Buenos Aires por motivos de salud y que aprovecharía para querellar judicialmente al Sr. Samuel Aguayo y rescatar mis derechos sobre la autoría de NOCHES DEL PARAGUAY, que me los había robado.
Ya estábamos cursando el 3er. curso de la Facultad, en una pensión del concepcionero Sr. Arístides Maldonado Boselli, en marzo de 1953. Siempre dialogábamos con el Sr. Maldonado y comentábamos todos los pasajes de la Revolución por nuestra querida ciudad y este señor, desde el amanecer y hasta la noche tenía encendida la radio Comuneros, hasta que, un año más tarde, en marzo de 1954 nos llama apresuradamente el Sr. Maldonado y nos dice: Vengan rápido a escuchar la radio que enseguida hablará Pedro J. Carlés, a quien siempre lo estamos recordando y al rato lo anunciaba el propietario de la radio, el Sr. Juan Bernabé que ya estaba ante los micrófonos el Sr. Carlés y éste dijo, textualmente: "Estimados amigos oyentes de Z.P.9 Radio Comuneros, hace tres años que por esta misma emisora anuncié al pueblo paraguayo que viajaba a Buenos Aires por motivos de salud y que aprovecharía para querellar judicialmente al Sr. Samuel Aguayo y rescatar mis derechos sobre la autoría de NOCHES DEL PARAGUAY, que me los había robado.
Pues bien, si es cierto que me llevó muchos años y mucha plata, hoy vuelvo con la satisfacción de anunciarles que he ganado el pleito y de hoy en más escucharán en todos los anuncios y verán en todos los discos, ya no aquello de "Letra y Música de Samuel Aguayo", sino: "NOCHES DEL PARAGUAY"; "Música de Samuel Aguayo y Letra de un Servidor de Uds., Pedro J. Carlés". Este preclaro poeta volvía con la satisfacción de un pleito ganado a uno de los más grandes plagiadores de músicas paraguayas y... curado de su Delirium Tremens.
Efectivamente, para los que no conocen, les pido que revisen los discos de antaño y que lo comparen a todos los discos de hoy en CD y casettes y les será llamativo y sorprendente lo que se está aseverando.
No me anima menoscabar los indiscutibles méritos de una gloria nacional, como lo fue Samuel Aguayo, como CANTOR, que con su melodiosa voz deslumbró a todo Buenos Aires, al Río de la Plata y al mundo haciendo conocer las hermosas polcas y guaranias del Paraguay y fue el primer difusor de esto que en aquella época podíamos escucharlo diariamente por emisoras argentinas como "Radio Mitre", "Radio El Mundo" y muchas otras más.
Es posible que haya tenido también inspiraciones felices en creatividad de indudable belleza artística, que son méritos que nadie le regatearía. Lamentablemente, pueden atestiguar grandes músicos del Paraguay, así como escuché personalmente a aquel famoso locutor Lionel Enrique Lara, con quien toqué el tema en casa del otro gran músico, el padre del insigne cantor Casto Darío Martínez, que con Vaesken y Jonny Torales integraron el trío "Los Sudamericanos" recorriendo el mundo con la música paraguaya y latinoamericana y ellos aseveraban que evidentemente Aguayo estaba considerado como el más grande plagiador del Paraguay. Tenemos la polca titulada "don Federico", en adulón homenaje a aquel Presidente don Federico Chávez, que cuando hacían demostración con el canto, se comprobaba que era un perfecto plagio de la polca "Río de Janeiro". Otra música que estrenó Aguayo en el teatro Maipo de Buenos Aires, dedicada al Gral. Perón y que la tituló "AMANGUY YAVE" con letra de Epifanio Méndez Fleitas, según musicólogos de antes y nuestro entorno concepcionero, se asegura la música como una obra de Belisario Medina. Tal vez su más característica obra de adulón sea "Gral. Stroessner" y otro aspecto que se lo hizo reprochable es la acusación general de que Aguayo era el "Pyragué" de Perón y de Stroessner durante la dictadura. Desde luego que llama la atención que en nuestro País no se lo recuerda en ninguna manifestación artística ni ciudadana y tampoco se conoce una calle que lleve su nombre.
Es por ello, que a más del desprestigio, por lo menos se hace justicia rescatando su portentosa voz que era comparable a la de un Ortiz Tirado, Juan Arvizu, Agustín Barboza y muchos otros grandes cantores.
Tomado de: CONCEPCIÓN - VIVENCIAS DEL 47 - Dr. Pedro D. Ruso S.
Efectivamente, para los que no conocen, les pido que revisen los discos de antaño y que lo comparen a todos los discos de hoy en CD y casettes y les será llamativo y sorprendente lo que se está aseverando.
No me anima menoscabar los indiscutibles méritos de una gloria nacional, como lo fue Samuel Aguayo, como CANTOR, que con su melodiosa voz deslumbró a todo Buenos Aires, al Río de la Plata y al mundo haciendo conocer las hermosas polcas y guaranias del Paraguay y fue el primer difusor de esto que en aquella época podíamos escucharlo diariamente por emisoras argentinas como "Radio Mitre", "Radio El Mundo" y muchas otras más.
Es posible que haya tenido también inspiraciones felices en creatividad de indudable belleza artística, que son méritos que nadie le regatearía. Lamentablemente, pueden atestiguar grandes músicos del Paraguay, así como escuché personalmente a aquel famoso locutor Lionel Enrique Lara, con quien toqué el tema en casa del otro gran músico, el padre del insigne cantor Casto Darío Martínez, que con Vaesken y Jonny Torales integraron el trío "Los Sudamericanos" recorriendo el mundo con la música paraguaya y latinoamericana y ellos aseveraban que evidentemente Aguayo estaba considerado como el más grande plagiador del Paraguay. Tenemos la polca titulada "don Federico", en adulón homenaje a aquel Presidente don Federico Chávez, que cuando hacían demostración con el canto, se comprobaba que era un perfecto plagio de la polca "Río de Janeiro". Otra música que estrenó Aguayo en el teatro Maipo de Buenos Aires, dedicada al Gral. Perón y que la tituló "AMANGUY YAVE" con letra de Epifanio Méndez Fleitas, según musicólogos de antes y nuestro entorno concepcionero, se asegura la música como una obra de Belisario Medina. Tal vez su más característica obra de adulón sea "Gral. Stroessner" y otro aspecto que se lo hizo reprochable es la acusación general de que Aguayo era el "Pyragué" de Perón y de Stroessner durante la dictadura. Desde luego que llama la atención que en nuestro País no se lo recuerda en ninguna manifestación artística ni ciudadana y tampoco se conoce una calle que lleve su nombre.
Es por ello, que a más del desprestigio, por lo menos se hace justicia rescatando su portentosa voz que era comparable a la de un Ortiz Tirado, Juan Arvizu, Agustín Barboza y muchos otros grandes cantores.
Tomado de: CONCEPCIÓN - VIVENCIAS DEL 47 - Dr. Pedro D. Ruso S.
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