Soy hija, ñieta y bisñieta de concepcioneras.
El amor al trabajo, a la honradez, a sus raíces, ellas me lo enseñaron. Mi madre a los 30 años partió hacia la Argentina para trabajar y poder enviar dinero a mi abu. Allí conoce a mi papi, se casa, y obvio aquí estoy.
Mi abuela me enseñò el amor a las tierras paraguayas. Ella jamás dejó ni quiso dejar su casa, ubicada por Mayor Julio Otaño, por más intentos que se realizaron para que viviera junto a nosotros. Vendía cigarro de hoja. Y esperaba siempre nuestra visita. Mamá lo hacía seguido, yo no tanto.
Y asì pasaron los años.. yo esperando poder ir para compartir con mi abuela su matecocido quemado, sus comidas con la cacerola de hierro, arrancar de los àrboles frutales los pomelos, naranjas.., encontrarme con mi tía Elvira, ir a su casa a tomar Granadina, bien helada, admirar sus orquìdeas, compartir momentos con mis primas, charlar con su sobrino Enrique como tambièn reencontrarme con mis amigas: Wilma y otra chica que tengo aùn en mi corazón e ir a la casa de ellas, en la de Wilma a tomar tereré, o a la casa de la otra amiga a visitar a su abuela Ditrani y ver a un mono Tití que tenían, como saludar a una tía de ella llamaba Morocha.
Mientras escribo este mail mis ojos se llenan de làgrimas, vienen a mi mente recuerdos imborrables de mi padre yendo a pescar junto a nosotros,de mis tios Pastor, con su caña Blanquita; el tío Blas y su santuario; de la señorita Lucia, la maestra de mi mami; del buque Pte. Stroessner, que realizaba el viaje de Asunción a Concepción; de las vendedoras ambulantes que nos vendían productos super frescos; las visitas al Mercado; de cruzar en canoa al Chacoí;
Ahora, con todos mis mayores fallecidos vienen a mi memoria todos los recuerdos, las vivencias...que están incorporados en mí, como el amor por Paraguay y en especial por Concepción.
Sinceramente, los guardaré siempre en mi corazón. Son lo más!.
Paula
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