En febrero de 1868 aparecieron acorazados brasileños en
aguas de Concepción y el Comandante de plaza Juan Gómez de Pedrueza, inclusive
siendo leal al Mcal. López, fue apresado y torturado por sospechas de conspiración
y este hecho motivo la deserción de mucha gente, por lo que López mando una
expedición a Concepción, al mando del Mayor Gregorio Benítez, con orden de lancear
a todos los traidores: oficiales, soldados, familias, según una lista que le
entrego López.
Este señor “Toro Pichaí” era el mas salvaje y despiadado del
Ejercito que según algunos historiadores hasta padecía de un a locura sexual,
por lo que acoso a todas las señoras y niñas de la sociedad que encontraba a su
paso. Estas corrieron a refugiarse en Tacuatí y hasta ahí llegó llevando a ocho
mujeres de las familias García, Ruda y Villa hasta la plaza frente a la
iglesia. Ahí, ante la mirada estupefacta e
impotente del pueblo, las mando desnudar y ahí nomas las lanceó. Estos
cobardes apenas cumplida la matanza, se apoderaron de todas las joyas y
pertenencias de valor de las mismas. De ahí, Toro Pichaí fue a Horqueta y tomo a 23 damas de apellidos: Gómez,
Irigoyen, Agüero, y otros, que figuraban en “la lista” del tirano como
traidoras y según algunos, al no someterse a los apetitos sexuales del
degenerado, fueron lanceadas. La sociedad horqueteña para calmar la ira del
criminal, le ofreció a el y a su comitiva una fiesta que al final no le sirvió
de nada, pues terminada esta, empezó la matanza de muchas mujeres, niños y
adultos de varias familias. De ahí pasó a Concepción, donde continúo su orgia
de sangre.
Luego de estos desmanes un sacerdote encontró en poder de
este monstruo una nota que le dirigió al comandante de la escuadra brasileña y
por ello los oficiales de las fuerzas de Concepción, lo apresaron y remitieron
a López, pues según algunos historiadores, éste no ordeno tamaña carnicería
humana y el Mcal. López ordenó que se lo fusilase. Cuando era remitido, Toro
Pichaí cayo en manos de los brasileños, quienes al enterarse dela barbarie
cometida, lo remitieron a Asunción a disposición del Gobierno Provisorio. En un
trabajo inédito presentado en el año 1973 por un miembro de la Academia de
Historia, se aseveraba que efectivamente el Mcal no ordeno los lanceamientos y
que, como descargo de conciencia, el monstruo Toro Pichaí fue quien facilito al
Conde D´Eu el escondite del Mcal, lo que permitió que fuera ametrallado y
lanceado a orillas del Aquidaban Nigüí el 1° de Marzo de 1870. Según muchos
sobrevivientes de aquella tragedia, aseguraban que toda la sociedad hubiese
desaparecido si no se lo apresaba a este monstruo, pues el, de propia
iniciativa tenia su lista de acuerdo a su caprichos, siempre guiado por sus
instintos criminales.
Sera que en nombre del fanatismo o del patriotismo
seguiremos ensalzando y escondiendo a los criminales de esta extirpe?
Que juzguen la historia y los hombres de sano espíritu.
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