Don Ramón Caballero (101), el único héroe de la Guerra del Chaco (1932-1935) que vive en la zona de Virgen del Camino, distrito de Loreto (Concepción), se encuentra bien de salud.
Incluso, todavía realiza algunas tareas de limpieza con azada, alimenta a las gallinas y guineas. Estuvo siete meses en la línea de combate y fue herido en el pecho. Rememoró que se alimentaban de carne conservada en el campo de batalla.
Don Ramón Caballero nació el 31 de julio de 1913 en una estancia de la zona de Paso Barreto. Cuando se inició la contienda del Chaco fue a defender al país, contó orgulloso.
Muy lúcido, aunque con ciertas dificultades para oír, contó que antes de ir al frente de batalla estuvo un mes en el cuartel de la ciudad de Concepción, de dónde partió en barco junto a otros numerosos jóvenes.
Don Ramón Caballero nació el 31 de julio de 1913 en una estancia de la zona de Paso Barreto. Cuando se inició la contienda del Chaco fue a defender al país, contó orgulloso.
Muy lúcido, aunque con ciertas dificultades para oír, contó que antes de ir al frente de batalla estuvo un mes en el cuartel de la ciudad de Concepción, de dónde partió en barco junto a otros numerosos jóvenes.
Recordó que estuvo durante siete meses en la línea de combate y que fue herido en el pecho. Fue derivado hasta el hospital de Villa Hayes y después pasó a Benjamín Aceval.
A pesar de que se repuso de la herida ya no volvió a la guerra y regresó a su casa en Concepción. Una de las anécdotas que comentó es que se alimentaban de carne conservada que se les distribuía. Si era poco compartían con otro compañero.
“Las latas vacías las guardábamos para utilizarlas como cucharón para sacar la comida o como jarro cuando nos repartían agua. En muchas ocasiones el camión que distribuía el agua no llegaba a los sitios donde estábamos y ahí nos ingeniábamos, muchos cortaban la raíz del ysypo para chupar un poco de líquido”, recordó.
Luego de recuperarse de la herida recibida en la guerra, siguió trabajando como peón en estancias de la zona de Paso Barreto y Loreto. Tiene nueve hijos, ya perdió la cuenta de la cantidad de nietos, bisnietos y tataranietos. Hace 37 años enviudó.
Hace tres años fue asaltado. Los delincuentes le dispararon y le robaron poco más de G. 1 millón, que era parte de la pensión que había cobrado. Sobrevivió una vez más y ahora se prepara para festejar sus 102 años el próximo 31 de julio.
A pesar de que se repuso de la herida ya no volvió a la guerra y regresó a su casa en Concepción. Una de las anécdotas que comentó es que se alimentaban de carne conservada que se les distribuía. Si era poco compartían con otro compañero.
“Las latas vacías las guardábamos para utilizarlas como cucharón para sacar la comida o como jarro cuando nos repartían agua. En muchas ocasiones el camión que distribuía el agua no llegaba a los sitios donde estábamos y ahí nos ingeniábamos, muchos cortaban la raíz del ysypo para chupar un poco de líquido”, recordó.
Luego de recuperarse de la herida recibida en la guerra, siguió trabajando como peón en estancias de la zona de Paso Barreto y Loreto. Tiene nueve hijos, ya perdió la cuenta de la cantidad de nietos, bisnietos y tataranietos. Hace 37 años enviudó.
Hace tres años fue asaltado. Los delincuentes le dispararon y le robaron poco más de G. 1 millón, que era parte de la pensión que había cobrado. Sobrevivió una vez más y ahora se prepara para festejar sus 102 años el próximo 31 de julio.
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