Alberto Chávez nació en Concepción del Paraguay, el 2 de julio de 1938. Se casó con Elsa Antonia Giménez con quien vive hace 45 años y madre de sus tres hijos, Luis Alberto, Walter Omar y Julio César Chávez. Son la cuarta generación de luthier por lo que la tradición artesanal continúa más vigente que nunca, ya que con el paso del tiempo, estos también aprendieron los secretos de la luthería, tal como Alberto lo había hecho desde niño de su abuelo Sebastián Chávez, de su padre, Ambrosio Chávez y de su tío Cástulo.
La familia Chávez en aquel entonces en Luque (Paraguay) eran muy conocida, ya que se dedicaban a varios oficios: carpintería, herrería pero especialmente se destacaban en la luthería.
Confeccionaban todo tipo de instrumentos de cuerdas: violines, violas, violonchelos y guitarras de todo tipo, es así que se extendió por todo Luque y Asunción, Paraguay y desde ese entonces llaman a Luque “la ciudad de la música”.
En una charla con PRIMERA EDICIÓN Chávez recuerda su infancia en Paraguay, y dice: “Fue complicado, justo cuando todo iba bien, tanto en lo personal como en lo económico, nos tocó sufrir la consecuencia de la política que acechaba al Paraguay en el año 1947, en ese entonces, perdimos todo, el taller, nuestra casa y todas nuestras pertenencias. La familia quedó en la pobreza absoluta y a consecuencia de esa situación y sobre todo por el hambre, mi padre y todos los demás integrantes de la familia, se fueron al exterior”. Alberto, con apenas ocho años quedó al cuidado de sus abuelos.
Años más tarde, el abuelo de Alberto falleció, por lo que él sintió mucha tristeza y creía que no tenía nada que hacer en ese lugar. Por lo tanto, decidió ir a Asunción, donde trabajó un tiempo, pero no le alcanzaba para mantenerse, ganaba muy poco. Entonces, decidió con tan solo quince años ingresar al ejército, donde estuvo un año como voluntario y dos de servicio.
Al salir del ejército, decidió venir a Posadas, así lo hizo, cruzó en canoa, con intensiones de trabajar y tener un mejor pasar. Instalado en la capital realizó varias cosas, entre ellas trabajó en una mueblería donde cumplía más de 16 horas por día. Siempre con el sueño de que en algún momento podría montar su taller propio, aquel que en algún momento supo disfrutar junto a su abuelo y sus tíos de quienes aprendió el oficio.
Fue así que, después de varios años y a base de muchísimo trabajo y esfuerzo pudo cumplirlo. Según Alberto, todo lo consiguió de a poco, compró herramientas y fue levantando su local, él mismo que desde hace 60 años se encuentra en el barrio Palomar.
Para su hijo Luis Alberto “es un maestro, es una padre que nos trasmitió toda su experiencia y serenidad para trabajar, sobre todo el secreto para construir las mejores guitarras. Hace muchos años trabajo con él y formamos junto a mis hermanos un lindo equipo. Estoy muy conforme”.
Hoy el taller de los “Chávez” es un lugar de prestigio y calidad. Donde llegan músicos, no sólo de Misiones, sino de todo el país y del mundo para hacer sus pedidos.
Fuente: primeraedicion.com.ar
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